Del 25 al 28 de abril pasados, en la ciudad de México, se llevó a cabo una muestra de la última edición del prestigioso festival gringo Sundance Film Festival CDMX, auspiciado por Cinépolis.

El programa estuvo compuesto por 12 largometrajes y 6 cortos mexicanos y las sedes fueron Cinépolis Diana, VIP Miyana (Polanco), VIP Perisur, VIP Mitikah y VIP Satélite. Los costos de los boletos fueron de 100 pesos para las salas tradicionales y de 200 para las VIP. Además, hubo varias funciones con sesiones de preguntas y respuestas, lo que los gringos llaman Q&A sessions, con invitados importantes como los propios directores, actores y/o por lo menos productores, estas funciones tenían un cargo extra de 50 pesos —prácticamente cooperamos para los vuelos de avión y los tacos de los invitados, bienvenidos a Cinépolis donde nada es gratis, donde nada es barato—.

También hubo 2 paneles muy interesantes y además gratis, pero no gracias a Cinépolis, creo, sino “presentados” (quizás patrocinados) por MUBI. El primero se llevó a cabo el viernes 26 de abril, y se tituló: De México a Utah: El camino de Sujo y el segundo se realizó en la mañana del sábado 27 de abril y tuvo como nombre Navegando nuestras operas primas.

De México a Utah: El camino de Sujo

Sujo es una película mexicana de este año, dirigida por la exitosa dupla conformada por Astrid Rondero y Fernanda Valadez. La película se presentó con mucho éxito en el pasado Sundance Film Festival y ganó el Gran Premio del Jurado como película de Drama en la categoría World Cinema, donde participan las películas extranjeras. No puedo decir mucho de la película porque no la he visto y por alguna razón no fue parte del programa de la muestra que llegó a la CDMX.

Al panel asistieron las dos directoras Fernanda Valadez y Astrid Rondero y fue moderado por Amy Redford, actriz y cineasta estadounidense, hija de Robert Redford fundador (dueño) del Sundance Institute que es el organismo organizador del Sundance Film Festival. Así que no se puede decir que no haya sido un panel con personalidades del más alto perfil, situación que se le agradece a MUBI.

El panel se centró, como era de esperarse, aunque a veces no sucede, en el proceso creativo de Sujo, las dificultades y experiencias que vivieron al rodar el largometraje, así como cuál fue el origen de la idea y como la fueron madurando. Hubo una parte que me pareció interesante, que se tocó en el panel, respecto de la utilización de la violencia en las películas, y los elementos que rondan la decisión de utilizarla o no y de qué manera, es decir, qué tan explícita en cada película.

Al parecer en Sujo las directoras decidieron dejar de lado un poco la violencia y centrarse más bien en un mensaje de esperanza, y digo al parecer porque habrá que esperar a que se exhiba la película, que seguramente sucederá en algún momento y por alguna vía, para poder confirmar cuál es el tratamiento que en este caso las directoras le dan a la violencia.

Un tema interesante, que merece un estudio más amplio, ya que, he tenido la experiencia por casualidad, no buscada, de escuchar y platicar con diversas personas vinculadas con la creación cinematográfica, en particular algunos directores de festivales y me da la impresión que hay un poco de resistencia a seleccionar películas que muestren violencia real, realista, en las películas, y prefieren las comedias como en Málaga u otro tipo de películas sin violencia tan explicita —tampoco les gusta la denuncia social—, a menos que la violencia sea ficción, es decir, violencia no realista tipo Kill Bill o Love Lies Bleeding, pero como digo, es una impresión que merece un análisis exhaustivo y serio para confirmarlo.

También y quizás principalmente, parece que hay un amplio sector del público que se resiste a ver violencia realista en ese afán de abstraerse de la realidad e imaginarse que viven en un mundo de ficción como los que crea Adam Sandler y compañía.

Navegando nuestras operas primas

Este panel fue realmente maravilloso, por varias razones: Los panelistas fueron los directores debutantes, es decir, que presentaron en Sundance Film Festival 2024 sus “óperas primas”, primer largometraje, por eso “debutantes”, aunque experiencia tiene mucha, ya que por lo que platicaron, tienen una larga trayectoria en la industria cinematográfica o televisión.

Los invitados fueron: Alessandra Lacorazza, directora de la laureada In the summers, protagonizada por Residente y ganadora del Gran Premio del Jurado para drama estadounidense; Pedro Freire director de Malu; y, Caroline Lindy directora de Your Monster. El panel fue moderado por Ana Souza programadora de Sundance Film Festival.

Aunque a Alessandra Lacorazza no le gustó mucho la primera pregunta que le hicieron, la verdad es que el panel fue muy bien llevado por Ana Souza, cosa rara, casi siempre los moderadores tienden a tomar un protagonismo innecesario y hacer amplios exordios (preámbulos) a preguntas rebuscadas o para lucimientos personales, llevando la plática por los abismos del aburrimiento.

Afortunadamente, en este caso, Ana Souza, demostrando sus capacidades intelectuales, supo hacer las preguntas precisas —hacer las preguntas precisas, tampoco es un don del que gocen las mayorías—, sin el más mínimo tipo de protagonismo, ni preámbulo innecesario, lo que permitió que se produjera una tertulia muy amena y enriquecedora.

Las directoras también fueron muy generosas al responder, hablaron de sus trayectorias, de cómo fueron sus procesos creativos para la realización de cada una de sus óperas primas, cuáles fueron sus principales problemas —resulta que no es difícil que los directores sufran de ataques de ansiedad, por ejemplo, los riesgos que tuvieron que tomar, las dificultades a las que se enfrentaron y muchas otras cosas que lograron dejar en los asistentes, una idea general y clara, tanto de las películas como de sus directoras.

La plática también fue, me imagino, una actividad muy enriquecedora para los jóvenes estudiantes de alguna área vinculada con la creación cinematográfica, ya que los directores pudieron compartir varias experiencias y sentires que ilustran, de una manera más práctica, de qué se trata enfrentarte a la realización de tu primer largometraje.

En términos generales, creo que el Sundance Film Festival CDMX fue una gran experiencia para los que pudieron asistir, y esperemos que esta sea la primera de muchas ediciones.

Aunque por cuestiones financieras solo pude ver 2 películas de 150 pesotes cada una (igual que en Europa sólo que ganando como mexicano), me quedo con la impresión de que la calidad de las películas que se seleccionaron en el Sundance, este año, fue bastante buena.

La calidad de los invitados a la versión CDMX también fue de primer nivel, la variedad de horarios me pareció adecuada, aunque quizás 12 largometrajes son pocos. Lo mejor fueron los paneles que se reseñaron en líneas anteriores, de muy buena calidad, a la altura de cualquier festival de cine europeo y por sobre todas las cosas: gratuitos.

Como primera edición, es normal que haya muchas cosas que mejorar, a manera de crítica constructiva mencionaría las siguientes: aunque quizás hicieron un estudio de mercado —porque entiendo de que se trata de no tener perdidas—, quizás sería buena idea habilitar un par de salas tradicionales más, en otras zonas de la CDMX, ya que la mayoría de las salas en las que se llevó a cabo el festival eran VIP, al doble del precio tradicional ¿Será que sólo a los ricos les interesa el cine independiente? Siempre va a ser un gran detalle democratizar la cultura.

En ese mismo sentido, sería fabuloso que, aunque sea, la pura proyección de películas pudiese llevarse a cabo en otras ciudades de la República Mexicana. Cuando se soltó la publicidad del Sundance CDMX en las redes sociales, uno de los comentarios recurrentes del público era que como siempre el evento solo se llevaría a cabo en la CDMX, centralización de la cultura y en este caso hasta elitización, pero bueno estamos en México, es hasta normal —el capitalismo no hace concesiones y menos a los pobres—.

La respuesta de los chilangos fue que ese tipo de películas no tienen público al interior del país, que cuando salas independientes se arriesgan a ofrecer ese tipo de cine, la gente no va.

Por experiencia personal, sé que tienen razón: durante 5 años luché en un pequeño café, el tres veces heroico y anárquico Café Revueltas, en la ciudad de Oaxaca, para que la gente local, mis paisanos, fueran a ver gratis —por eso nunca seré rico como el dueño de Cinépolis— cine independiente en Oaxaca y lo que logré fue hacerme de una variada clientela de extranjeros.

Pero creo firmemente que es un círculo vicioso, ¿cómo se puede crear un público a determinado tipo de arte, no sólo cine, si nunca se ofrece o si cuando se ofrece hay que pagar una cantidad considerable de dinero? Hay que hacer esfuerzos para construir públicos cada vez más cultos y por eso, el hecho de que Cinépolis hiciese el sacrificio económico de llevar las películas del Festival a más ciudades sería un gran detalle.

Claro que también se entiende que, al final, Cinépolis no es madre de la caridad ni mucho menos, sino todo lo contrario, un negocio redondo, y como tal, tiene que encontrar condiciones económicas favorables para llevar a cabo sus actividades.

Otro punto para tomar en cuenta para próximas ediciones es que, ya que se paga más por las proyecciones con sesión de preguntas y respuestas, creo que sería correcto anunciar quienes estarán en dichas funciones especiales, para que uno sepa porqué está pagando. Porque, por ejemplo, yo, con todo el dolor del corazón de un desempleado, pagué por una de las funciones de In the summers con sesión de preguntas y respuestas, no esperaba que René Pérez (Residente) acudiese a la sesión, pero que la directora fuera era bastante razonable, sobre todo porque estaba en México. Al final resultó que estuvieron las productoras, que si fuera gratis estaría súper bien, pero, si hubiese sabido de antemano que eso me iba a costar la mitad de otro boleto, seguramente hubiese preferido ver otra película.

En términos generales e incluso particulares, creo que la primera edición del Sundance Film Festival CDMX es una gran noticia y digo es, porque, aunque la primera edición ya pasó, espero que haya sido la primera de muchas más, sin duda quedo a la espera de la segunda edición.

Por esta misma razón se agradece el esfuerzo de Cinépolis, espero que el balance económico para ellos sea bueno, no porque quiera ver más rico de lo que ya es a su dueño sino para que haya una segunda edición. Por lo que alcance a ver, aunque, como obrero que soy y obrero desempleado además, no pude ir a las salas VIP, que fueron la mayoría de las salas, me pareció que la recepción y asistencia del público fue bastante buena. Respecto de las 2 películas que vi, las salas, sino estuvieron llenas, casi se llenaron.

Pedí información a la oficina de prensa de Cinépolis respecto de varias cosas, especialmente respecto de la asistencia, para poder informar con números más concretos y tener una pequeña idea de cuantas esperanzas hay de otros Sundance CDMX, pero nunca me contestaron —de hecho, si este artículo se publica hasta ahora, fue por esperar la información—, no quería decirlo, pero mi pecho no es bodega y se trata de que las cosas mejoren por el bien de todos: esa oficina es un desastre —aunque claro si tienen a dos personas, con mil asuntos que atender, con el salario mínimo, en esa lógica de Cinépolis ultra capitalista, tampoco se puede pedir mucho a los compañeros—. Como sea, la oficina de prensa es otra de las cosas que sin duda tienen que mejorar para la segunda edición del Sundance Film Festival CDMX, igual le pueden pedir a MUBI que les eche una mano.

Todas las fotos: Eduardo Aragón

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