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Los ideales que han alentado el heroísmo y la figura del soldado occidental, ¿tendrían hoy el mismo impacto en el imaginario de los jóvenes? En Occidente, los imaginarios se han transformado sustancialmente respecto de los prevalecientes en las dos guerras mundiales. Conceptos como patria, héroe, soldado, sacrificio, batalla, lucha, guerra; eran parte fundacional de la realidad mediata de esas sociedades, que se agrupaban, además, bajo una forma bastante homogénea de concebir la masculinidad. Hoy, todo esto se ha diluido.

Bandieri (2007) señala que los conceptos básicos de la ciencia política como patria, nación, Estado, se han visto afectados profundamente por la crisis de nuestra época. De hecho, los términos patria, nación y Estado, se han desconectado entre sí, cuando hasta hace poco se les identificaba como un tren compacto. Lo que da por resultado, que la imprecisión rodee a tales conceptos, incluso en el discurso especializado, jurídico o politológico. Este cambio epocal deriva del final del llamado «siglo breve», acuñado por Eric Hobsbawm, ubicado entre la caída del Muro de Berlín y la implosión del imperio soviético.

Recordemos que Koselleck (2012) señala que todo concepto está inmerso en una temporalidad, y que debemos comprender su aplicación a la luz del tiempo histórico en que se usa. Siguiendo a Koselleck, Bandieri observa los conceptos como patria o nación a la luz de la crisis actual, pues indica que, tras el final del «siglo breve» estamos atravesando un interregno, esto es, un lapso de recambio entre la modernidad y la época que la sucederá. El término interregno proviene de inter-regnum, y se refiere al espacio de tiempo sin autoridad reconocida que transcurre entre el oscurecimiento del Nomos y la aparición de otro. Carl Schmitt llama Nomos planetario a la «ley orgánica», «principio fundamental» ordenador y distributivo que determina las categorías de lo político y lo jurídico para las posteriores representaciones simbólicas del mundo. Tenemos pues que, todo interregno encierra un componente terrible ya que durante él se carece de las referencias últimas de validez y de sentido.

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La tregua de Navidad en la Primera Guerra Mundial. Crédito de imagen: Chronicle

Tras el siglo breve, en el nuevo siglo-milenio, como parte de este interregno, no solo reina un individualismo que es ancla del sistema de consumo que vivimos, sino que se agrega un componente que agudiza la crisis, o que, podríamos decir, la modela: el fenómeno del acceso (saturación) a la información que implicó el arribo de internet como medio masivo de comunicación, que ha impactado en cómo nos narramos individualmente la historia. En el caso concreto que abordo, tenemos que hay información por doquier sobre lo que pasó tras la Segunda Guerra Mundial, y las que vinieron… Así, por ejemplo, hoy cualquiera tiene mayor información hoy de lo ocurrido en la Segunda Guerra de la que tuvieron muchos(as) de los soldados rasos que participaron en los conflictos del siglo XX.

Lo que menciono, no lo pongo a modo de una afirmación entusiasta sobre el aumento del pensamiento crítico que los ciudadanos puedan tener o apelando a la democratización de los medios lejos de la manipulación (porque justo vemos cómo ocurre lo contrario), lo señalo por el solo hecho de que la cantidad y diversificación de información hace que la confianza en las glorias unívocas militares no tengan la fuerza de antes, al menos para quienes fueran posibles participantes. Y todo ello, acentúa y prolonga la crisis social, reflejada en la crisis de los conceptos de los que hemos hablado desde el inicio del texto.

Soldados durante la Segunda Guerra Mundial. Fuerte: Alarmy

A nivel microsocial, dudo que las ganancias personales en pos de batallas influiría igual en el ímpetu general juvenil, quienes hoy descreen de las instituciones más de lo que lo hicieron generaciones pasadas, comenzando por la unidad básica: la familia, que antes fue uno de los mayores alicientes para que los hijos se enlistaran a los servicios militares con la idea clara de encumbrar su nombre, el de sus padres y el de su patria o nación. Recordemos que el concepto de patria deriva del griego patra, lugar de nacimiento, y está relacionado con pater, padre. Patria remitía en sus orígenes a la terra patrum, la tierra de los padres, del patriarca.

No imagino a mis estudiantes corriendo a enlistarse con tan profunda pasión a las filas de un ejército, incluso haciendo con orgullo el servicio militar (herencia de la Revolución Francesa) aunque, claro, en situaciones apremiantes las cosas también se transforman rápidamente. Y es que aunque se sigue apostando por el marketing militar (porque la guerra sigue siendo lo de siempre: un redituable negocio), insisto en que los valores sociales que funcionaron en la primera mitad del siglo XX ya no son los de ahora, aun si el innato sentido de pertenencia sigue y seguirá moviendo voluntades.

Un arquero inglés en la Segunda Guerra Mundial | El Correo
Soldados estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial. Fuente: El Correo

Por supuesto que, si son obligados a cumplir los servicios militares que requerirían conflictos extremos, se unirían a las filas, pero lo que pongo en duda aquí es el sustrato ideológico que alentaría, o dejaría de alentar, a dichos jóvenes. Me refiero también en forma general, pues las fuerzas armadas en cada país siguen funcionando. Y aludo a casos hipotéticos a gran escala, no a conflictos particulares, pues los múltiples conflictos que existen hoy confirman la operatividad de los ejércitos o de los grupos paramilitares, por ejemplo, los creados por las «guerras contra» el narcotráfico.

Por último, lo que he señalado lo digo para el mundo que se rige bajo normas occidentales, porque aquellos que no (incluidos los abundantes y diversos grupos radicales que viven en Occidente), justo, han mantenido imaginarios e ideologías más apegadas a las que descritas como propias del siglo XX. Así que, no escribo esto encumbrando el pasado cargado de los ideales que hicieron posible que tantos jóvenes se enlistaran como voluntarios creyendo que hacían lo correcto, ni enalteciendo el individualismo exacerbado, desarraigo y falta de consciencia social de la juventud actual, sino como una mera observación de los cambios, y lo que esto impactaría en conflictos largos y globales, donde Occidente, tan proclive a las guerras, paradójicamente, tendría un déficit mayor en las motivaciones intrínsecas de los sujetos que las tendrían que librar, que aquellas sociedades que siguen siendo el «enemigo».

El ejército de Corea del Norte | National Geographic
Ejército de Corea del norte. Fuente: National Geographic

Bibliografía

Bandieri, L. (2007). Patria, nación, estado, «et de quibusdam allis», en Revista Facultad de Derecho y Ciencias Políticas. file:///Users/usuariofinal/Downloads/Dialnet-PatriaNacionEstadoEtDeQuibusdamAliis-2367485.pdf