Arcelia Ramírez. Foto: Lucía Ges

En el marco de la 38 edición del Festival Internacional de Cine de  Guadalajara (FICG38), en la sala 2 del Complejo Santander tuvo lugar la presentación del libro Arcelia Ramírez. Así es la vida en el cual, el cineasta mexicano Roberto Fiesco reúne una serie de conversaciones con la actriz que este año recibió el Premio Mayahuel de Plata a la Trayectoria del Cine Mexicano en el Festival, Arcelia Ramírez. 

Sobre el libro, Roberto Fiesco dijo sentirse contento de homenajear a una actriz  fundamental, ya que ella es el rostro de la corriente denominada Nuevo Cine Mexicano y  un “símbolo de esas nuevas miradas” en nuestro cine. En su intervención, Arcelia Ramírez enfatizó la importancia de los festivales e hizo un  llamado a la creación de una ley cinematográfica que proteja el cine mexicano:  “Desgraciadamente la difusión y la distribución de las películas en este país sigue siendo  nuestra factura pendiente. Nuestro cine todavía no llega al público que tendría que llegar.  Hay muchas películas que no se ven, que no se han visto, que están allí enlatadas. Hay  público que sigue dándole muchísimo al cine norteamericano, que está bien, de vez en  cuando, pero hay que diversificar. También la taquilla mexicana tendría que ofrecer esa  diversidad, y no nada más del cine mexicano, sino del cine europeo, latinoamericano. […] 

Una de las misiones fundamentales de un gobierno es darle al público el derecho constitucional que tiene a la cultura y a la diversidad. En ese sentido los festivales siguen  siendo el páramo, el lugar del manjar, la cita obligada a donde vamos a alimentarnos de  nuestra cinematografía y de la cinematografía del mundo, del buen cine de autor”. En la conversación que ambos mantuvieron en la tercera jornada del FICG38, la  homenajeada declaró que, a ella, la vocación de artista le nació por un deseo, a los 10 años. Pero fue un deseo que, por un breve momento, dejó ir, y que volvió para quedarse cuando  asistió a un taller de actuación. Sin embargo, gran parte de su formación se la dieron, por  un lado, sus maestros del Centro Universitario de Teatro (CUT) y, por otro, sus compañeras,  de la así llamada “generación de Las sabias”, a la que también pertenecen actrices como  Lisa Owen, Carmen Beato y Víctor Hugo Martín.  

Roberto Fiesco y Arcelia Ramírez. Foto: Lucía Ges

Por esta razón, la actriz invitó a los jóvenes actores y actrices a dialogar con sus pares. Ella  misma afirmó estar siempre interesada en trabajar con jóvenes cineastas para ponerse al  servicio “de tu mirada y de tu historia”, algo que le exige trabajar con mucha humildad, generosidad y a deshacerse de cosas que estorban, como el ego. El trabajo actoral implica,  añadió, el hecho de desmantelar los mecanismos de defensa. Esta emotiva charla entre ambos fue un recorrido por su carrera y celebró que en la sala se  encontraran “sus dos mamás: la cinematográfica [refiriéndose a la directora Busi Cortés,  quien le dio su primer papel en su ópera primera El secreto de Romelia (1988)] y la  verdadera [dijo, refiriéndose a su madre]”. 

La protagonista de películas icónicas como La mujer de Benjamín (Carlos Carrera, 1991)  explicó que para actuar “tienes que soltar el cuerpo” y que la relajación por parte del actor  es fundamental, así como seleccionar los papeles “que te hablen, y que hablen de la  condición humana como tal”. Sin embargo, también deben ser personajes que desafíen. Y en este sentido, destacó la  importancia del trabajo de todas las personas en una producción. Ante la pregunta de un  joven que se está formando en diseño de producción, Arcelia Ramírez dijo que su trabajo  era fundamental, ya que todo lo que está en el set ayuda a que el personaje tome su lugar en el trabajo actoral.  

Resaltó, además, la importancia que ha tenido Guadalajara y el Festival en el Nuevo Cine  Mexicano, al haber alentado, desde hace casi cuarenta años, una nueva forma de ver y  escuchar el cine. Además, Arcelia tiene una relación directa con la capital jalisciense, ya  que su padre era tapatío y egresado de la Universidad de Guadalajara. “Soy mitad tapatía  y mitad purépecha”, dijo, refiriéndose a su mamá, quien es de Morelia, Michoacán. Recordó  también que fue en la Perla de Occidente donde grabó un capítulo de la icónica serie de  horror Hora marcada, bajo la dirección de Guillermo del Toro. Su papel, según dijo, era el  de una especie de vampiro con una prótesis que hizo el mismo director. 

En exclusiva para el equipo de prensa del FICG38, la actriz declaró que ha habido cambios  drásticos “en la manera de vivir, en la manera de concebir el mundo” con la tecnología y las  redes sociales, que pueden alentar la banalización. “Creo que cada vez leemos menos y  creo que la lectura es una de las actividades más importantes para un actor. Así como los  actores debemos tener el cuerpo entrenado y alerta para trabajar, así la mente y el gimnasio  de la mente son los libros. Es allí donde te obligas a articular discursos, a entender ideas,  a imaginar universos y es con eso con lo que trabajamos los actores: con la memoria, con  la imaginación”. Alertó sobre “la pauperización de la cultura, la falta de fortalecimiento de la  educación artísticas en las escuelas, por ejemplo; tenemos que construirle a los mexicanos  un criterio a través de la educación y de la experiencia cultural”.

Arcelia Ramírez. Foto: Lucía Ges

Sobre el proceso de la conformación del libro afirmó que fue una experiencia deliciosa. “Una  invitación de introspección, de autoanálisis, de autoevaluación, de saber qué ha pasado, en  dónde estoy ahora, cuáles eran mis preocupaciones como actriz al principio, para dónde va  mi carrera”. Además de un ejercicio de diálogo con Roberto Fiesco, su gran amigo y pareja  oficial de baile. 

Arcelia Ramírez. Así es la vida es un libro publicado en coedición entre el FICG y el Centro  Universitario de la Costa, de la Universidad de Guadalajara. El diseño es en gran formato y  de pasta dura. El papel es bond de colores y el diseño editorial y la tipografía de portada e  índice fueron realizados por el ilustrador y diseñador mexicano Alejandro Magallanes. Como  parte del trabajo historiográfico del autor, el volumen recoge los carteles oficiales de las  películas de Arcelia, así como portadas de las revistas Eres y TVyNovelas, sin duda, dos  publicaciones representativas de la cultura popular de los años 90 en México, lo que nos  permite ver el alcance que tuvo la presencia de esta actriz no sólo en el teatro y en el cine sino también en la televisión, por lo que es aclamada por todo México. 

Otro rescate por demás simpático del libro son algunas portadas de las versiones de estas cintas para VHS, donde incluso cambiaban el título del filme para hacerlo parecer una  especie de serie B. La misma Arcelia Ramírez se sorprendió al encontrarse en la portada  de una película cuya roja tipografía decía Herencia de sangre, con el dibujo de una mujer  cuyo cuerpo “no es el mío”, dijo riéndose, sorprendida. Debajo del título más llamativo, un  pequeño subtítulo reza El secreto de Romelia

Roberto Fiesco añadió una dedicatoria al libro: “Con profundo cariño y gratitud para el  licenciado Raúl Padilla y para Víctor Jaramillo, cuya ausencia jamás dejaremos de sentir.  Estoy convencido de que donde quiera que estén disfrutarán este libro”.  El detalle del cuidado de edición y el amor hacia este libro se ven hasta en el colofón, el  cual está datado “A treinta y cinco años del rodaje en Tlaxcala, Puebla y Morelos de El  secreto de Romelia, primer largometraje de Busi Cortés como directora y de Arcela como  actriz.