Juan Carlos Rodríguez y Angélica Mercado, editores y gestores de Inside Remoto

Inside Remoto es un colectivo de fotógrafos enfocado en la gestión cultural de la fotografía. Utilizando los medios electrónicos para realizar preguntas a distancia que tengan una salida editorial. El propósito es organizar proyectos colectivos que tengan un perfil intercultural, construyendo puentes en la globalidad que crean desde la entraña y a distancia.

Los organizadores son Angélica Mercado y Juan Carlos Rodríguez, han trabajado juntos en varias ocasiones, en 2021 decidieron organizar un taller de forma remota y que tuviera una salida editorial. El trabajo lo nombraron Inside Remoto, trabajaron con 20 fotógrafos de 11 países en un fotolibro que se imprimió en 5 volúmenes en forma de leporello para exponerlo en la pared. El fotolibro se ha presentado en tres Festivales: Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso 2021 en Chile, Festival Semillas 2021 de la UACM en México  y el 7mo Encuentro de fotolibros de CEF 2022 en Córdoba, Argentina. El mismo año se exhibió en el marco del Encuentro Miradas al Fotolibro, Fotolibros que son poesía y viceversa, en el Museo de sitio del Centro de las Artes de San Luis Potosí, México. Para la realización de Inside Remoto recibieron apoyo de Imagen Salvaje-Casa espacio BsAs, (Chile), de la Escuela Activa de Fotografía Querétaro (México), y de Awagami Factory (Japón). Desde entonces, conservaron el nombre como grupo.

Primer fotolibro de Inside Remoto, 2021

Angélica y Juan Carlos conciben un fotolibro como una realidad necesaria, su materialidad debe estar justificada y es parte de su lenguaje como objeto cultural. Por ello les interesan los proyectos con posibilidades simbólicas. Piensan en los proyectos impresos como objetos para ser explorados. No solo quieren mostrar las fotografías, sino construir con el lector la comunicación con el papel y su forma, mezclando tecnologías de impresión con detalles de producción artesanal. 

Primer fotolibro de Inside Remoto, 2021

En 2022, trabajaron con fotógrafos de Brasil, Colombia y México en la creación del fotolibro “Nodos”, el cual narra las diversas concepciones en torno al tema “Raíz y caos”, tema propuesto por Imagen Salvaje en su edición 2022. En 2023 construyeron una maqueta para su exhibición el pasado octubre en el Festival Internacional de Fotografía de Valparaíso  en Chile y en Belo Horizonte, Brasil y este año que recién arranca en Córdoba, Argentina.

Fotolibro Nodos, 2022

En el proyecto de 2022, los temas, o ejes, de la raíz y el caos, además de ser una poderosa matriz gráfica, fotográfica y visual, fueron también una rica metodología de trabajo rizomático, en red, de participantes que, diseminados por la América Latina, contribuyeron, a veces caóticamente pero siempre entrelazados, a la construcción del objeto/libro. En sus páginas, buscaron representar esa diversidad de puntos, de nodos, que al unirlos, generen una raíz y un caos colectivo. Entendieron como nodo, cada uno de los puntos que permanecen fijos en un cuerpo vibrante. Es en esos puntos de origen de cualquier ramificación donde conectan vértices para el desarrollo de algo. Mirar juntos hacia la raíz y el caos desde la fotografía los llevó a territorios lejanos, llenos de historias diferentes que se parecían y de conexiones que podemos tocar en sus páginas.

Archivo que forma parte del fotolibro Nodos, 2022

La entrevista

Pensar la fotografía hoy en día es complejo, por el exceso y la inmediatez de la misma, ¿Qué sentidos adquiere para ustedes un libro objeto y para el mundo de la imagen?

Angélica: Para mí, un fotolibro es más que fotografías dispuestas en un orden determinado por un editor. Es un proceso creativo que invita a la innovación, a experimentar, a reinventar modos de narración y a la creación en colectivo. La fotografía ha encontrado en el libro un medio eficaz para convertirse en objeto para la contemplación, el arte y la historia visual. A diferencia de otros medios, el editorial renace de su discreta existencia, ya se ha reescrito la historia de la fotografía desde los fotolibros, surgió un nuevo tipo de coleccionismo, es objeto de estudio para historiadores del arte, editores, fotógrafos y hoy en día, es tendencia, lo que demuestra una dinámica de construcción cultural de su lenguaje. La experiencia estética que otorga un fotolibro a su lector es única ya que ofrece múltiples lecturas, no hay restricciones de tiempo ni de interacción, lo que permite insertar la propia ficción a la del autor. Transformando la forma de leernos y comprendernos.

Juan Carlos: También, una parte fundamental del fotolibro es materializarlo y esto nos lleva a hacernos una pregunta muy importante: ¿para qué necesitas imprimir un libro que se puede leer en la pantalla?; entonces creo que algo en este proceso del fotolibro que es crucial es justamente, darle un valor y un sentido a lo material, para que no se quede como un producto más, intercambiable y ya, sino que cobre sentidos conceptual y artísticamente, para desde ahí re-significar lo que se trabaja en cuanto a materiales, formas, cualidades físicas, texturas, transparencias, que son cuestiones que se aprecian con el tacto, se sienten. La frontera en la que nosotros trabajamos entre libro objeto y fotolibro nos permite justamente abordar todas estas dimensiones que enuncio.

Juan Carlos Rodríguez y Angélica Mercado

Estos fotolibros tiene un carácter cien por ciento colaborativo, su proceso de construcción lleva hacia distintas rutas y discursos que se entrelazan y adquieren nuevas formas, símbolos y significados, ¿Cuál fue el resultado de este proceso?

Angélica: El resultado de un trabajo colaborativo parte de lo individual y creo que también termina en él: el autoconocimiento, la autoevaluación, los retos artísticos que enfrentamos al crear fuera de nuestro quehacer cotidiano, la disposición para escuchar y comprender, para aprender de los demás enriquece nuestro proceso creativo, y en esa diversidad de miradas propias que se construye hacia la colectividad. Para nosotros, es necesaria la individualidad para la creación en colectivo, cada mirada cuestiona los conceptos a su manera y queremos reflejarlo en el fotolibro. Trabajar desde la virtualidad proyectos editoriales nos ha permitido crear comunidad con colegas diseminados por el planeta, se crean nodos que se conectan en la materialidad del fotolibro, en su ingeniería y construcción artesanal.

Nodos es un fotolibro con diversas lecturas, con historias dentro de las historias, su construcción física, a cargo de Juan Carlos, resultó en un libro objeto que desde su presentación en el FIFV 2022, decidimos proyectarlo a otras plataformas de difusión y exhibición, llegando así al Encuentro de fotolibros del CEF en Córdoba, Argentina y la Ronda de Publicaciones del FIFV 2023. Por otro lado, seguimos trabajando en comunidad con los colaboradores de Nodos quienes han puesto todo su profesionalismo en montar las exhibiciones y dispuestos a dar contenido al proyecto colectivo, juntos hemos logrado exhibir simultáneamente en CdMX en Página en Blando, escuela de fotografía y en Espaço f, escuela de Bellas Artes en Belo Horizonte, Brasil. Recientemente, Nodos fue premiado como finalista de FELIFA, Festival de libros de fotografía y artes gráficas.

Juan Carlos: El resultado de Nodos, me parece que nos ayudó también a entender otras cosas, por ejemplo, que la narrativa en este tipo de trabajos no tiene que ser lineal, que los diálogos humanos implican diferentes derroteros, propósitos y sentidos distintos y no se puede igualar todo, cada nodo nos pedia momentos, temas de esos momentos, sentimientos de la memoria y eso en colectivo se vuelve material y construcción invaluable.

Cuéntenme sobre el recorrido que ha emprendido «Nodos», las dificultades y las sorpresa en el trayecto…

Angélica: Dificultades y sorpresas a cada paso… Afortunadamente cada desafío resulta en una sorpresa positiva. Juan Carlos y yo somos cómplices, nos animamos a experimentar y nos ocupamos de resolver lo que se va presentando, desde diseñar el taller, convocar a los colaboradores, hasta la edición y producción impresa, muchos días de trabajo y buena comunicación. La mayor dificultad se presenta en la producción, es cuando se siente la distancia, es complicado juntarnos en la misma mesa de trabajo por lo que se cargan las tareas y se acortan los tiempos. En el proceso de maquetación, impresión y encuadernación, Juan Carlos ha trabajado solo, en pocas ocasiones he podido trasladarme a CdMX y hacer estas laboriosas tareas.

Esto afecta el tiraje, y por lo tanto la distribución del libro objeto, que es otra tarea titánica. Otro desafío es que las tareas ya nos rebasan, desde entrar a convocatorias, hacer pruebas de color y de papeles, hasta que al fin, llega la sorpresa del resultado: nuevas formas de narrar, de imprimir, de comunicar a través del medio. Para mí, lo más grato del proyecto es continuar la maravillosa relación que hemos construido con todas y todos los colaboradores, abierta, diversa y enriquecedora; montones de posibilidades para seguir creando desde y hacia la fotografía impresa.

Juan Carlos: El camino de Nodos ha sido un poquito más largo de lo deseable, hemos estado, dandole salida, pasando por varias maquetas, la búsqueda ha sido todo el tiempo darle difusión, presencia en todos estos espacios dedicados a la foto, ya estuvimos en Chile, ahora en febrero de 2024 regresamos a Argentina, lo presentamos en Córdoba. El recorrido de este proyecto es múltiple y por ello tan enriquecedor.

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