Pasaron las nueve y unos breves minutos, cuando se encendieron las luces, sonaron los primeros ritmos y apareció Etienne Charles Quartet, en cuanto se hizo sonar su trompeta, la noche se convirtió en jazz puro. Las piezas prolongadas con ritmos diversos emocionaron a la audiencia desde el primer momento.
Toda la velada se vistió de una atmósfera cálida y colorida, no pude dejar de pensar e inmediatamente transportarme a esas noches de fiesta infinita que visten sitios tan peculiares como la Bourbon Street, donde no puedes dejar de bailar, al compás de la caminata que emprendes mientras vas por tan épica avenida. Ahí donde no paran de sonar las trompetas pero en esta ocasión con una firma particular, cubierta de ritmos latinos y afrocaribeños que distinguen a Etienne como un máster en la materia.
A medio concierto, habló con el público, agradecido y emocionado por la vibra que inundó el recinto, presentó a cada uno de los músicos y dio la bienvenida platicando un poco sobre las piezas presentadas hasta el momento y alentado a todos a seguir con las palmas y con esa actitud de disfrute total.
Las cualidades que caracterizan al jazz se vuelven infinitas, te conecta a múltiples emociones y te sumerge a un estado pleno, de esos que deseas, no tengan fin. Y si a esto le sumas la maestría con la que Etienne domina la trompeta y el escenario más el dialogo que establece con sus músicos, con miradas y gestos muy singulares, ofreciendo así un concierto como una experiencia sin limites.
Originario de Trinidad y Tobago, el trompetista Etienne Charles de 36 años desafía cualquier intento de clasificación debido a sus enormes cualidades como músico. Charles ha recibido el reconocimiento de la crítica por la dedicación y entrega total durante sus presentaciones, composiciones y el talento que le permite conectarse con las audiencias de todo el mundo.
Sin duda, su visita a la ciudad no pasó desapercibida, el público disfrutó hasta el último minuto musical, Guadalajara necesitaba ya el retorno a noches como esta, de música en vivo, de conexión atmosférica y sensorial. La Sala 2 del Conjunto Santander no dejó de vibrar en esos noventa minutos al unísono.