Verónica Lucchesi, Galatéa Bellugi, María Vittoria Dallasta. © tempesta srl

El 11 de abril se estrenó en los cines italianos Gloria! Opera Prima de la cantante y ahora directora de cine Margherita Vicario, y que tuvo su estreno internacional en el Festival Internacional de Cine de Berlín. Con Galatéa Bellugi, Carlotta Gamba, Veronica Lucchesi, Maria Vittoria Dallasta, Sara Mafodda.

La película vino a darle un algo de frescura al festival, y se agradece. Se trata de un musical muy bien realizado, con buenas actuaciones, una buena trama inspirada en algunos datos históricos, aunque, como la propia directora afirma: no es una película histórica, sino más bien una fábula. Un cuento mágico musical.

Carlotta Gamba, María Vittoria Dallasta, Paolo Rossi, Sara Mafodda, Verónica Lucchesi © tempesta srl

El guion es bueno —salvo por el final— y lo mismo se puede decir de la fotografía, la ambientación (vestuario, escenografía, etc.) y la dirección. La música, desde luego, es el toque distintivo, excelente composición y ejecución que le da vida a una película que no contiene demasiado drama ni demasiada acción, siendo ésta, la música, el centro de la historia y la mejor herramienta para emocionar a la audiencia y creo que lo logra de excelente manera —salvo por el final—.

Anita Rivaroli (guionista). Foto: Eduardo Aragón

Gloria! Es la historia de un grupo de chicas que coinciden en un orfanato de principios del siglo XIX (1800), un tipo de orfanatos eclesiásticos que al parecer si existieron, en dónde chicas de cierta posición social o económica, eran recluidas por la muerte de sus padres o alguna otra razón. En este tipo de orfanatos especiales para mujeres, las reclusas podían aprender y desarrollar habilidades musicales, pero no les era permitido componer, la composición estaba reservada únicamente a los hombres, por malos e inútiles que pudiesen ser para esas artes, como la película lo muestra.

Carlota Gamba. Foto: Eduardo Aragón

Dentro de este grupo de chicas, se cuela por accidente, Teresa (Galatea Bellugi), una chica margina (por mujer y por pobre) dentro de un grupo de chicas marginadas (por mujeres). Teresa tuvo un hijo de los que suelen llamar “ilegítimos”, cuya historia se irá dejando ver conforme avance la trama. El acuerdo con el cura jerarca del orfanato es que Teresa podrá permanecer en éste, con todas sus ventajas, si colabora en el con servicios domésticos (criada) y finge ser muda.

Teresa descubre un piano abandonado a su suerte, como ella, con el que practica por las noches, hasta que es descubierta por el grupo de chicas, quienes tratan de desplazarla de la posibilidad de usar el piano, pero llegan a un acuerdo para compartirlo. A través del piano Teresa irá descubriendo sus habilidades para componer e innovar en lo hasta entonces conocido en el ámbito musical.

Verónica Lucchesi, Carlotta Gamba, Sara Mafodda, María Vittoria Dallasta, © tempesta srl

Según entiendo, esta circunstancia (las innovaciones musicales de Teresa), fue la principal razón (no la única) por la que la directora no quiso hacer una película histórica y prefirió hacer, lo que ella llama, una fábula. Me refiero a la poca coherencia, en un contexto histórico, de los arreglos musicales utilizados en la película y aportados dentro de la trama, con lo que en ese momento se hacía y conocía musicalmente hablando. Y es que lo que Teresa inventa es el pop, sí, a aquellas composiciones barrocas de la época, Teresa les imprime un toque pop totalmente desconocido en aquellos años pero que llenan de vida a los coros angelicales-gregorianos. Por lo que de haberse realizado una película histórica la trama hubiese perdido toda seriedad.

Margherita Vicario (directora). Foto: Eduardo Aragón

Me gusta esta decisión de la directora, porque salva la trama y salva la música y con ello salva la película; pero sobre todo porque le da una importancia fundamental, que muchos creadores olvidan, a la coherencia y congruencia histórica y lógica que una película debería de tener.

Margherita Vicario, antes de quitarle seriedad a una trama histórica, que a muchos no les hubiese importado, ve una salida, haciendo un cuento, una fábula; y la decisión, además de reivindicar el respeto perdido que la narrativa cinematográfica tuvo alguna vez, termina dando un resultado, un producto extraordinariamente bueno. Así que en ese sentido las guionistas: Margherita Vicario y Anita Rivarolli merecen todo mi respeto, pero, especialmente, todo mi reconocimiento.

Verónica Lucchesi. Foto: Eduardo Aragón

El motivo de las reuniones a escondidas alrededor del piano de las chicas marginadas es tratar de hacer una composición con motivo de la visita que el Papa hará al orfanato. El jerarca había hecho este anunció y estaba tratando de hacer una composición especial para deleite del Papa e invitados distinguidos, pero la chicas al ver la incapacidad musical del cura, intentan aportar algunas ideas a dicha composición. Aquí el problema era que a las chicas, en general, no se les permitía componer, no importando qué tan incapaces pudiesen resultar los hombres en turno para realizar esa tarea, por lo que el jerarca, lejos de ver con buenos ojos la iniciativa, se indigna ante tal, para él, atrevimiento.

Ante estas circunstancias es que las chicas recurren a la clandestinidad y logran resultados fabulosos, sobre todo cuando la parcialidad que se sienten ricas, aristócratas o con cierta superioridad, logran olvidarse de prejuicios e integran a Teresa en las labores de composición. Una importante lección nos deja en esta parte la película que podríamos resumir con la siguiente frase: Entre marginados no puede haber marginados.

Sara Mafodda. Foto: Eduardo Aragón

El único problema de la película y lo que, tristemente, la demerita algo, o no deja concretar una gran obra, es el final. El final falla por varias razones, la primera y más importante es porque la gran composición musical que todos esperábamos que ocupara esa parte, no llega, se queda en el preludio, se atasca en unos coros infinitos que nunca llegan a un clímax a un éxtasis y a un desenlace musical explosivo —el final es apocalíptico, pero no por la música—, deseado y esperado, como a lo largo de la película, con los grandes destellos musicales, nos habían hecho pensar que sucedería. Nos prometieron un gran concierto final que nunca llega.

María Vittoria Dallasta. Foto: Eduardo Aragón

Narrativamente, el guion también queda corto, no cierra de manera redonda algunas subtramas que se van desarrollando durante el filme o lo hace de manera muy tibia, al grado que más de un espectador se quedará con la duda de qué fue lo que pasó al final respecto de estas sub-historias.

A pesar del final, vale la pena ver Gloria! Disfrutar de sus destellos musicales y de una buena porción de rebeldía y justicia no divina. Esperemos que llegue a México.

Margherita Vicario (directora). Foto: Eduardo Aragón

Margherita Vicario: Nacida en 1988, produjo su álbum debut “Minimal Musical” en 2014 mientras se formaba como actriz en la Accademia Europea d’Arte Drammatica de Roma. Su tesis de licenciatura exploró el uso de la música popular por parte de Bertolt Brecht en el teatro político. Después de graduarse, estudió el Método Dalcroze, una práctica educativa centrada en cultivar la musicalidad propia de los niños a través del movimiento rítmico. En 2021 lanzó “Bingo”, su segundo álbum. ¡Gloria! es su primer largometraje como escritora y directora.

Fotos de la rueda de prensa en Berlinale. Foto: Eduardo Aragón

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