Nunca lo voy a olvidar. Todos terminamos llorando, pero contentos, esa mañana del 5 de marzo del 2024 en la Sala 1 de los cines Albéniz de la maravillosa y nunca bien ponderada Málaga. Hubo más de uno que sin más ya la daban como ganadora de la 27 edición del Festival de Málaga de cine español, a pesar de que íbamos a la mitad del evento, y no les faltaba razón, después de lo que hasta ese momento se había visto, aunque, para entonces, yo tenía otra favorita que en algún momento comentaré (Los pequeños amores).

Acabábamos de presenciar la premier de La casa, la película de Álex Montoya que se basa en la novela gráfica del mismo nombre del exitoso historietista Paco Roca. Y la verdad fue una pieza que con mucho arte y sensibilidad logró dar la dosis necesaria de emociones para tener un balance casi perfecto que dé como resultado una película emocional, sin llegar a los excesos de lo cursi.

La casa habla del reencuentro de 3 hermanos José (David Verdaguer), el hermano de en medio; Vicente (Oscar de la Fuente), el hermano mayor; y, Carla (Lorena López) la hermana menor. Esta reunión se da durante un fin de semana un año después de la muerte del padre, en la casa de veraniego familiar, con la intención de arreglarla para venderla.

Es en este tiempo, en el que los hermanos empiezan a revivir ciertos recuerdos familiares, con nostalgia y reflexión, llevándolos a hacer un viaje a lo más profundo de su ser, hacia esas cosas que quizás inconscientemente habían sepultado en lo más hondo de su corazón, para evitar cualquier conflicto o arrepentimiento. Somos enemigos del conflicto y más si es entre nosotros mismos, en nuestra misma persona.

Durante la rueda de prensa en Festival de Málaga 2024. Foto: Eduardo Aragón

Es esta dinámica dicotómica presente – pasado, presente – pasado, la que sirve como eje para provocar en el espectador un viaje lleno de sentimientos y añoranzas que emocionarán a las audiencias hasta el límite.

La película está muy bien hecha por varias razones. Hay varios elementos que se reúnen para obtener este excelente resultado: el primero es que se trata de una historia bien contada, balanceada, construida desde la racionalidad más que desde el corazón o el sensacionalismo, lo que permite darle un equilibrio a las emociones, para no incurrir en excesos y caer en un producto sentimentalista o melodramático telenovelero.

El guion, en este sentido es muy bueno, tiene coherencia, no hay vacíos, no deja puntos flojos o cabos sueltos y tiene mucha solidez. La gran virtud es de Paco Roca dijo el director, y en esta parte del análisis estamos de acuerdo, la solvencia de la novela gráfica le da todas las bases al guion para su exitosa realización.

Fotograma de la película

Las actuaciones son muy buenas de manera generalizada, cada actor y actriz, principales y “secundarios”, responden de manera muy buena a los requerimientos que la narrativa de la película necesita de cada uno, en cada momento preciso y en la justa medida en la que lo deben de hacer.

Existe, además, química y sinergia entre los actores, cada uno reacciona de manera positiva al esfuerzo de su compañero sin soberbia ni humildad. Es un trabajo actoral colectivo, todos trabajan al mismo ritmo como máquina de reloj suizo, nadie pretende sobresalir, pero tampoco ninguno se achica o se queda atrás, es una armonía completa que da magníficos resultados.

Otra de las claves que logran este grandioso resultado final está en el delineado y conformación de los personajes, el dibujo de cada uno es muy claro, lo que provoca que el espectador se identifique fácilmente, en la oscuridad de la sala de proyección, con alguno de ellos y se conecte con la historia; lo que a su vez permite que, al sentirse identificado y conectado, viva de manera más intensa las emociones de los personajes y genere que, en las escenas más sentidas, se encuentre al borde de las lágrimas.

Fotograma de la película
  • Antonio (Luis Callejo): El padre, un hombre serio, formal, estricto, que exige disciplina, pero que no cae en excesos opresivos. Un hombre que quizás no pega, pero tampoco permite que se bromee con él. Una persona que no sabe demostrar su cariño, que pide lo que ofrece (responsabilidad) y que está totalmente comprometido con su familia y con su papel de “jefe de familia”.
  • José (David Verdaguer) es el hermano de en medio, un exitoso escritor, lo que le permite tener cierta solvencia económica. En cuanto pudo huyo de casa, es muy posible que la disciplina del padre lo abrumaba. Es una persona extraordinariamente egoísta, de esas que piensan primero en él, después en él y al último en él; y que todavía se ofenden porque los demás no hacen lo mismo.
Durante la rueda de prensa en Festival de Málaga 2024. Foto: Eduardo Aragón
  • Vicente (Oscar de la Fuente) es el hermano mayor. Una persona que sufre para llegar a fin de mes, clasemediero en vísperas de obrero, que ha creado una familia ideal según las convenciones sociales y eclesiásticas, que trata de seguir la misma escuela patriarcal del padre, pero que el progreso de la sociedad lo obliga a hacer mejoras en sus relaciones familiares por el bien de todos. Es el hijo mayor que trató de seguir al padre, que lo admiró, pero quizás también fue el que más lo odió, porque en los momentos más críticos de las relaciones paterno-filiales, fue él el primero contacto, el parachoques, el que recibió la mayoría de los regaños y una que otra ostia (como dicen en España). Un hijo que creció pensando que nunca había cumplido las expectativas del padre, que trató de ser ejemplo y protector de sus hermanos menores y que quizás debió ser un poco más egoísta. Una persona que corre el riesgo de repetir ciertos patrones nocivos con su hija y esposa, en honor a las falsas tradiciones.
  • Carla (Lorena López), la hermana menor, felizmente casada, la que se ocupó de los cuidados finales o últimos del padre (otra falsa tradición). Carla prefiere no entrar en conflicto, se altera (asusta) cuando los otros hermanos pelean, pero al mismo tiempo es la que logra poner orden y llamar a la sensatez.
  • Ema (María Romanillos), es la hija adolescente de Vicente, representa a la nueva generación de españoles, los que serán o integrarán las nuevas familias del siglo XXI. Aunque Vicente pretende ser un padre disciplinario y exigente como fue su padre, Antonio. Ema rompe esa costumbre generacional de los hijos del franquismo de, o quedarse callado o entrar en rebeldía disruptiva, ella se guía por la razón y por el dialogo, Ema platica lo que Vicente nunca pudo platicar con Antonio. Obliga a su padre a hablar con ella, aun así, sigue la tradición de obediencia absoluta al patriarca, pero con una rebeldía racional, invento del siglo XXI, derechos ganados a pulso por el pueblo en la llamada transición, el derecho al diálogo.  
Durante la rueda de prensa en Festival de Málaga 2024. Foto: Eduardo Aragón

Por último, pero no menos importante, de hecho, quizás es lo más importante, se trata de una película realizada con mucha honestidad. El guion y los personajes están construidos lo más apegados que es posible a la realidad. Ese efecto solo puede surgir de la honestidad con la que se construye la historia, nos referimos a la novela gráfica principalmente, es aquí donde se retoman las palabras del propio director: toda la culpa es de Paco Roca. Y aunque sabemos que no es así, de hecho, es lo que tratamos de explicar, que para el gran resultado de esta película hubo una conjunción extraordinaria de varios factores, talentos y esfuerzos, sí que la novela gráfica tiene mucho que ver.

En la trama no se defiende a nadie, no se santifica a nadie, tampoco se sataniza a alguien, no hay víctimas ni opresores, se presentan seres humanos con sus defectos y virtudes, seres humanos que cometen errores, que se equivocan, que reflexionan, pero que a la vez no se pueden despojar tan fácilmente de la soberbia y del orgullo. En La casa no hay héroes ni villanos, es una familia como cualquier otra, con personajes que no son ni perfectos ni demasiado imperfectos, personajes como cualquier otro ser humano sacado de la vida real.

Esta honestidad es la que logra que exista esa conexión casi mística entre el filme y los espectadores y es la que hará —y no me queda la menor duda que así será— que la película trascienda este 1 de mayo que llegará a los cines de España.

Hay un reflejo plausible de algunas tradiciones muy españolas, y que todos admiramos, que siguen muy vivas, como las comidas familiares, de las familias grandes en vías de extinción, es decir, con muchos integrantes; la dieta mediterránea; los aperitivos y los vinos; las largas sobremesas, las cenas casi a la medianoche; y la solidaridad entre sus integrantes.

Durante la rueda de prensa en Festival de Málaga 2024. Foto: Eduardo Aragón

Anécdota

La rueda de prensa después de la proyección resultó muy peculiar: la compañera que hizo la primera pregunta no pudo contener las lágrimas y empezó a llorar debido a lo conmovida que todavía se encontraba por la película, “deberían de poner créditos más largos, para que uno alcance a recuperarse” dijo.

Pero lo curioso de todo esto, o por lo que merece el comentario, es que el reparto que estaba al frente dando la rueda de prensa, algunos, varios, empezaron a dejar asomar algunas lágrimas por allí también y empezamos todos a llorar por contagio, que es cuando se llora más sabroso. La sala estaba oscura, así que no pude evitar imaginar a toda la audiencia a moco tendido con un pañuelo desechable a mano.

Se dijeron varias cosas importantes en la rueda de prensa —no me sentí con el derecho de preguntar, el momento se había convertido en una catarsis muy española— pero me quedo con lo que dijo el autor de la novela gráfica en la que se basa la película, Paco Roca, que se los dejo a manera de colofón y quizás, sólo quizás, de conclusión:

Durante la rueda de prensa en Festival de Málaga 2024. Foto: Eduardo Aragón

“Una casa familiar que yo llegué a odiar porque… es la típica casa de la clase media obrera que era un lugar que los padres se querían hacer a costa de todo y con la mano esclava de toda su familia y para mí, mi infancia y adolescencia era como la de un egipcio construyendo una pirámide, o sea todos los fines de semana trabajando allí… no entendías muy bien para qué todo esto, un trabajo que no se acaba nunca, y en mi caso era como intentar huir todo lo posible de ahí y con la muerte de mi padre volví otra vez a esa casa… para arreglarla y para venderla y entonces ahí te das cuenta… empiezas a recuperar tus raíces y darte cuenta también de lo importante que era esa casa para mi padre, mi padre que venía de una familia todavía más humilde donde su padre jamás le pudo dejar nada y él pensaba que tenía que dejarnos algo tanto a mis hermanos como a mí…”

TRAILER

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