La novela

Fea. Esa es la palabra que marca el final de la infancia de Giovanna. Sus primeros años han sido fáciles. Se ha criado con unos padres inteligentes y afectivos y siempre ha estado rodeada de sus dos amigas: Ángela e Ida. Pero en el momento que conoce y es comparada con su renegada tía Vittoria todo cambia para Giovanna. Esto le llevará a acercarse a la vida de los adultos, a descubrir las mentiras, el sexo, el amor y el significado de familia. Tras esto la joven se verá catapultada a un mundo diferente del que conoce y tendrá que buscar su propia personalidad y su manera de vivir.

La vida mentirosa de los adultos te atrapa desde las primeras páginas, la forma en que Giovanna nos comienza a platicar sobre su vida, sus padres, el proceso de desprendimiento de la niñez a la adolescencia, sus amigas Ángela e Ida; generan una atmósfera fascinante. Te jala al universo de Giovanna universo de inmediato, desde esa magia que va develado como se construye la vida de una adolescente que conforme crece y se asoma más al mundo, más se le deforma.

La serie

«La vida mentirosa de los adultos» es un poderoso y singular retrato de la transición de Giovanna de la infancia a la adolescencia en la década de 1990. Su búsqueda de un nuevo rostro, tras la cara feliz de la infancia, oscila entre dos Nápoles consanguíneas que, sin embargo, se temen y se odian: La Nápoles de arriba, que viste una bella máscara, y la de abajo, que quiere ser excesiva y trivial. Giovanna se debate entre ambas, ahora cayendo, ahora trepando, desconcertada por el hecho de que, ya sea de arriba o abajo, la ciudad parece no tener respuestas ni salida.

La construcción de los personajes

La serie, dirigida por Edoardo De Angelis, compuesta por seis episodios, nos obsequia una narrativa y construcción de los personajes simplona y un tanto plana. Si bien, es necesario aclarar que dicha comparativa entre la novela y la serie desea enfatizar en cómo se vuelve una constante que muchas obras literarias al llegar a la televisión decepcionan y quedan a deber, y no porque tengan que ser iguales, pero podrían ser productos igual de entrañables como sí es el caso de la novela escrita por Ferrante convertida en una serie del mismo nombre: La amiga estupenda.

Entendemos que la serie tiene su propia apuesta, pero, ¿qué pasa cuando esos personajes no envuelven más que debilidad, cuando vemos, desde el capítulo uno, que les han quitado fuerza e interés? Porque aunque el proyecto de la serie tenga fines distintos a los de Elena Ferrante al escribir la novela, las emociones, actitudes, personalidades y la trama en sí desde perspectivas distintas, tendrían que ser entrañables, ambas partes, tendrían que funcionar sin hacer sentir al espectador que algo ahí ha cambiado el ritmo de forma irreversible y entonces viene un desinterés al proyecto audiovisual. Pero, vamos por partes.

Primero, tenemos a Giovanna, protagonizada por Giordana Marengo, a quién le detonan un aspecto androgino, áspero, que si bien, la joven actriz resuelve de buena manera, la dureza del personaje provoca que desde el inicio se le escapan mil detalles y encantos que en la novela nos hace imaginar a una chica con múltiples matices que a lo que vemos en pantalla, sin embargo, repito, Marengo lo soluciona bien, aunque el sin sabor de esa Giovanna, permanezca a lo largo de toda la serie.

Ahora tenemos a sus padres, Andrea (Alessandro Preziosi) y Nella (Pina Turco), personajes planos y desdibujados. Mientras que en la novela, se nos construye un imaginario donde los padres como parte fundamental en la vida de Giovanna, quienes le han armado un mundo bajo una huella innegable, en la serie, son los padres más grises y patéticos solamente. Con Andrea, resalta bastante el lado negativo del padre, con Nella, cero personalidad y fuerza.

Con Ángela (Rosella Gamba) e Ida (Azzurra Mennella) también existe un desequilibrio importante, Ángela siempre en un mismo ritmo, tonta y linda a la vez. El trabajo del personaje con Ida se vuelve más interesante, porque si bien, parece que la pequeña al lado de su hermana y Giovanna, sigue siendo una niña a la que todo se le escapa, con el transcurrir de los capítulos es la que permanece más fiel a todo lo que narra, imagina y provoca.

Y la tía Vittoria (Valeria Golino) tiene una fuerza curiosa el personaje, mucho más interesante en la novela también, pero el buen trabajo de la actriz hace rescatable lo que en el personaje de la serie es difícil de salvar, por la exageración de sus cualidades y errores al momento de aparecer, existir e influir en la vida de Giovanna. La serie nos muestra a una Vittoria un tanto desquiciada y suelta, pero ahí también nos aplanan al personaje, porque Vittoria en la vida de Giovanna y a lo largo de toda la narrativa de Ferrante, es un personaje multifacético, que no deja de sorprender con sus reacciones y acciones, que van más allá de la vida en la calle y en la pobreza, que es en lo que se centra la serie.

Los énfasis y matices en la vida de Giovanna

¿Qué enfatiza la serie en la vida de Giovanna? ¿Qué deja de lado? Lo más importante, las sutilezas, nos las aniquila. Al mostrar a un personaje duro, nos quitan de golpe la sensibilidad con la que Giovanna en la novela comienza a narrar su vida. No nos dejan ver la transición que si bien es rápida, existe en ese personaje tan mutiforme que es Giovanna.

Enfatiza bastante en el lado frío de Giovanna, el de esa adolescente que reniega de ciertas cosas en la vida, pero no nos dejan ver la curiosidad, que en la novela es una constante. Las preguntas frecuentes que se hace Giovanna de la vida, de sus padres, de sus amigas, del amor, de la calle, de la belleza, de la fealdad. Inseguridades nos muestra muchas la serie, la novela nos abre un abánico múltiple que es Giovanna junto a sus amigas, a su tía y a sus padres. Un personaje con mejor trabajo en los matices podría despertar mucho interés y conexión con esa audiencia joven que busca la serie, para empatizar justamente con la vida de la chica, con la de muchas chicas adolescentes, bajo diversas sensibilidades, tenacidad pasión por la vida aún con todos los miedos que atraviesa una etapa como la adolescencia.

La serie en bloque y como proyecto audiovisual

La serie está pensada bajo un formato muy digerible en el que buscan generar conexión e interés en audiencias jóvenes que desean ver historias ligeras y eso no es negativo, sin embargo, el hecho de que la mayoría de sus personajes, empezando por los padres de Giovanna y la tía Vittoria que son los ejes centrales en su vida, estén construidos con esa ligereza, genera dececpción en el espectador, de forma importante. El espectador que antes ya leyó a Ferrante y se empapó de rabia, amor, ilusiones y desilusiones junto al personaje que entre líneas todo el tiempo en la novela nos dejó ver complejidad bien trabajada, con importantes cuestionamientos existenciales a través de una adolescente y su vida junto a sus amigas, sus padres y la bella Nápoles.

La serie funciona como proyecto audiovisual aunque diste mucho de la huella que te deja el leer a Ferrante, es un proyecto ligera, de fácil construcción, que si lo ves sin antes leer la novela, puede que te convenza en esa ligereza, pero si volvemos a esa inspiración que llevó al creador de la serie a realizarla, si nos remontamos a lo que nos provoca la literatura de Elena Ferrante, entonces la deuda se vuelve importante y nos desdibuja mil y un detalles que son los mismos que una vez terminada la novela, nos provocan no olvidarnos de la pequeña Giovanna, su vida, de sus miedos y sus pasiones. Esas que se vuelven un tanto universales cuando vivimos esa etapa compleja que nos aleja de la niñez y nos aterroriza hacia el camino de la edad adulta. La vida mentirosa de los adultos en serie es una aspirina mientras que la novela nos deja un eco importante en ese torbellino que nos puede dejar grandes jaquecas, al igual que todos esos miedos y pasiones en nuestra vida.