El documental Oaxacalifornia: el regreso (2021), de la realizadora inglesa Trisha Ziff (Witkin & Witkin, El hombre que vio demasiado, La Maleta Mexicana), es un retrato íntimo de tres generaciones de una familia mexicoamericana en California, en el que Trisha vuelve a visitar a la familia Mejía 25 años después de que fueron retratados por primera vez negociando su lugar en un nuevo entorno, explorando las complejidades de las identidades de inmigrantes multigeneracionales y los matices de pertenencia y alteridad para convertirse en una epopeya conmovedora sobre el tejido de los EUA. Su estreno en salas mexicanas es este 6 de octubre.
El documental es una obra excepcional que recopila fragmentos de vida de una familia que como miles han tenido que migrar para subsistir o encontrar mejores oportunidades, al menos eso fue lo que los alentó a dejar el lugar donde nacieron y que, una buena mayoría, no habría dejado si la realidad laboral no fuera tan injusta y poco equitativa.
El observar cómo esa decisión hizo que cientos de otras familias surgieran al otro lado de la frontera, creando generaciones de mexicoamericanos que viven entre la disyuntiva de ser parte de ambas culturas, y a la par, conformarse como una que va generando su propia identidad, llena de asimilaciones, conflictos, secuelas de racismo y orgullo, de marcas identitarias que se entrelazan; ver todo ello a través de la sensibilidad con que Trisha lo representa, hace de Oaxacalifornia un registro extraordinario, que como ya es costumbre en su realizadora, sigue las huellas a través de otras huellas, un rastrear imágenes y esencias a través de fotografías o, en el caso particular de Oaxacalifornia, de imágenes en movimiento que fueron filmadas 25 años atrás.
La entrevista
En Oaxacalifornia: el regreso (2021), así como en tu documental El hombre que vio demasiado (2015), sobre el gran fotoperiodista mexicano Enrique Metinides –quien recientemente falleció–, vemos la preocupación por el legado intergeneracional, ¿cómo logras plasmar de manera tan extraordinaria dicha preocupación en ambas cintas?
Trisha Ziff: Interesante la comparación con el documental de Metinides porque son dos películas muy distintas. En todas mis películas menos Oaxacalifornia se habla de la historia de la fotografía, en esta película también al introducir lo del álbum de la familia en relación con las tres generaciones que se retratan. En Oaxacaliformia vemos cómo la tercera generación de los Mejía observa el material de archivo que yo tenía de sus abuelos y sus padres, en una época donde lo que existía era la fotografía análoga. Esto es contrastante con la manera en que hoy se toman fotos, con cómo estas nuevas generaciones se relacionan con esto. De alguna manera, esto guarda relación con el trabajo de Metinides y cómo cambió también el trabajo de los fotógrafos de nota roja.
Y es que mientras en Oaxacaliformia uno de los primos de los Mejía habla de la necesidad de preservar el patrimonio de la familia, vemos que en El hombre que vio demasiado las hijas de Metinides también estaban preocupadas por conservar ese montón de material que tenía su padre, y justo de esto te quería preguntar sobre los puntos tan extremos que toca Oaxacalifornia de estos modos de vida, porque no es que la familia provenga de una ciudad grande en México sino de un pueblo rural muy pequeño y luego se van a Estados Unidos a una gran ciudad, que nos contaras por qué o cómo fue esta conexión. Eso me va a remitir a tu primer trabajo, al primer documental del que surge Oaxacalifornia, ¿cómo fue esta elección por parte tuya de esta familia en particular?
Trisha: En realidad ellos me encuentran a mí. Yo no soy la directora de esta primera película sino la guionista y la productora, y llego a realizarlo a través de una amiga. En aquel entonces, cuando me encuentro con la familia Mejía, yo estaba con mi ex esposo Pedro Meyer quien en este momento trabajaba para National Geographic, en un pueblo de la mixteca, y en algún momento caminando por la calle escucho conversar en inglés a la familia Mejía, quienes terminan por invitarme a su casa en la casa. De allí surge todo. Y luego ellos me invitan a Fresno y voy a visitarlos.
En este momento fue cuando yo vi las contradicciones de las dos vidas que tenían en Estados Unidos y en México, y comienza la construcción de la historia, que curiosamente en ese instante la realidad de los migrantes mexicanos en Estados Unidos pasaba por un momento álgido. Y cuando regreso para filmar lo que sería Oaxacalifornia, por ahí del 2019, se trata de otro momento controversial de racismo para los mexicanos debido a Trump. Y ese proceso de cambio a lo largo de 25 años es lo que vemos reflejado en este documental.
Esto del idioma que mencionas y que se plasma ta bien en la cinta recuerda a lo que Yásnaya Aguilar menciona sobre las lenguas originarias de México. Ella señala que una lengua desaparece cuando las propias personas hablantes, al sentir que las marginan por hablar dichas lenguas, las dejan de utilizar de manera cotidiana, y esto creo que lo señalan las hijas más pequeñas de los Mejía cuando dicen que se avergonzaban de hablar español en la escuela. ¿Tú tenías pensado previamente retratar este conflicto lingüístico o surgió de manera natural mientras conversabas con ellos?
Trisha: Sí, en un momento en la película se habla de esto. Cuando filmamos la primera película había muchas personas que hablaban mixe, y 25 años después yo sólo encuentro una señora grande en el pueblo que habla mixteco, pues se ha ido perdiendo su lengua porque sus hijos y sis nietos comenzaron a usar el español en lugar de su lengua materna. Este también es el caso de muchas familias de migrantes no sólo de México sino de otro países donde los hijos otro adoptan el idioma de la cultura dominante, es parte del proceso de asimilación.
En el caso de la familia Mejía, cuando traen a sus nietos a visitar el pueblo natal de sus abuelos, algunos de ellos comienzan a desear saber hablar español, en específico Vanesa se da cuenta de lo importante que es aprender español, de que algo fuerte está en juego en ello. Por ejemplo este verano pasado yo los vi a ellos aquí en la Ciudad de México, y ellos regresan para la premier de la película porque esta película es parte de su realidad, no sólo la historia de sus abuelos sino de toda la familia, así que desean estar presentes el estreno de esta cinta, para ellos esta película es muy importante, es algo que los llena de orgullo y también es parte de explorar su relación con México y con su idioma.
Y a propósito de estas marcas indentitarias como el idioma y los procesos de asimilación intercultural, también hay algo que llama poderosamente la atención en Oaxacalifornia: el baile. La película nos muestra cómo estos chicos de la tercera generación de los Mejía, incluso sin ya hablar español, practican bailes regionales mexicanos de manera más interiorizada, incluso con mayor orgullo que los propios mexicanos.
Trisha: Así es. Es que, por ejemplo, estuve viendo esto de la muerte de la reina Isabel, yo soy inglesa, no estoy para nada en favor de la monarquía, sin embargo, es algo que forma parte de la fabricación de las ideas de crecer en este país, es un gancho para crear la identidad de un país. Y yo pienso, en una vinculación un tanto loca, pero creo que para estos chicos el baile representa mucho de lo que para ellos es México, aunque México no sea eso, en su imaginario sí lo es. Además esta este hecho de historia familiar respecto al baile desde su abuela. Todos participan pues del baile, ellos practican y son parte de una comunidad de familias en México que participan en competencias de baile folclórico, sobre todo en Fresno y Texas. Es un modo de compartir algo en común, un principio de identidad que todos comparten. Y para mí esto era algo muy importante y quise reflejarlo en la película.
Justo sobre la creación de identidades biculturales que mencionas, vemos cuando los Mejía hablan de cómo los ponen a elegir entre ser mexicanos o estadounidenses y ellos se preguntar porque tienen que decidirse solo por una de estas culturas cuando lo que son es mexicoamericanos. En este sentido, me gustaría preguntarte si no hay una vinculación personal con tu propia historia, no tal cual porque tú tengas que decidir entre tu país y el país donde vives o resides, sino por estos lazos identitarios que se van formando.
Trisha: No es que esta historia sea una historia con relación directa conmigo, pero sí creo que mi interés por mostrar estas realidades tiene que ver con parte de mi experiencia. Mi hijo nació aquí, es mexicano y él también visita mi país. E igual con las niñas de los Mejía son visitas, y cuando mi hijo va a Inglaterra son visitas, y también cuando habla inglés lo hace con acento estadounidense porque su noción del idioma tiene que ver más con la presencia de Estados Unidos aquí en México que con la propia esencia inglesa. Y en ese sentido es que está mi interés por estos procesos biculturales y de aculturación.
Ahora, también yo tengo una mirada crítica y puedo darme cuenta que el paralelismo del que te he hablado termina en esto, porque mi realidad es la de una persona blanca, así que el racismo no lo he experimentado, yo tengo más opciones aquí en México que los migrantes que terminan por radicar, en este caso, en Estados Unidos. Por eso mismo también, cuando les propuse a los Mejía filmar esta película, Eli, más que Noé no estaba muy segura de ello, justo por esto del racismo, ella quería proteger a su familia. Solo cuando ella ve la reacción de sus hijas al ver partes de la primera película sobre su abuelo es que ella me dice, «Sí, Trisha, decido que lo hagamos, esto será una buena oportunidad para mis hijos, para esta nueva generación».
FICHA TÉCNICA
País: México – Estados Unidos
Dirección: Trisha Ziff
Guión: Márquez; Jorge, Ziff; Trisha
Producción: Houchens; Andrew, Fortes; Elena, del Rio; Isabel, Alatorre; Daniela, Ziff; Trisha
Fotografía: Perez Bouchard; Felipe, McGarvey; Seamus, García Joya; Mario
Sonido: Lach; Pablo
Música: Sánchez Maher; Andrés, Lieberman; Jacobo
CARTEL
TRAILER