La serie Ratched, creada por Ryan Murphy, es una drama de terror psicológico; basada en la novela de Ken Kasey: One Flew the Cuckoo’s Nest. La actriz que representa a Mildred Ratched, es Sarah Catherine Paulson. La serie está recién estrenada en Netflix, salió a mediados de septiembre de este 2020.

Ambientada a final de los años cuarenta y desarrollada en la región norte de California, Mildred Rached llega a trabajar a un famoso Hospital psiquiátrico, mismo que funge como pionero en la experimentación y trato de algunas enfermedades mentales. El personaje interpretado por Sarah Paulson genera un sin fin de emociones que caminan bajo todos los matices posibles.

Con rasgos fuertes, expresiones duras y una mirada penetrante e hiriente, Mildred deja ver cada una de sus intenciones, las cuales están basadas en intereses muy puntuales desde su llegada al hospital, sin embargo, en el camino vamos descubriendo distintas fases y estados de una mujer que está dispuesta a todo con tal de rescatar esos pequeños momentos que le dieron alegría, en una infancia desdibujada y llena de conflictos en la que creció.

Se presenta como una mujer despiadada, pero quien también ama con locura, es apasionada, se monta en múltiples personajes para conseguir lo que quiere y es capaz de engañar a todo el que se pone frente a ella.

La serie está construida bajo una estética elegante y bien definida, es disfrute visual capítulo a capítulo. La paleta de colores señala lo bien planeada y ejecutada que estuvo la dirección de arte, misma que fue fastuosa y genera una mirada dirigida a los detalles en cada espacio y ambiente creados.

Se sabe que a Ryan Murphy prefiere trabajar en espacios reales, sin embargo fue difícil encontrar el espacio adecuado para el desarrollo de la serie, y más para el hospital, espacio donde se desarrolla gran parte de la serie.

La solución a lo anterior, se encontró en el hotel histórico llamado:  Arrowheads Spring Hoteldiseñado por Paul Revere Williams, el primer arquitecto negro que entró a estudiar al Instituto Americano de Arquitectura, en Los Ángeles, California.

La construcción de cada uno de los personajes está bien elaborada, son personajes bien dimensionados, sin embargo, es en cada uno de los personajes donde también podemos ver las debilidades que se insertan en esta producción y se vuelven una constante que repercute en la trama en sí y la forma en que se abordan muchos de los thrillers psicológicos que conocemos, fincados en las mismas estructuras que pocas veces cuestionan o nos acercan a otras posibles explicaciones acerca de las enfermedades mentales.

En Ratched se desarrolla un tipo de ficción que enfatiza una verdad histórica que también está sesgada por discursos dominantes. En esta serie, se enfocan en mostrar los tratamientos que se aplicaban a los pacientes según sus padecimientos; a la vez, con ello se da por sentado que todo obedece a traumas de la infancia, respaldando teorías de la psiquiatría que al día de hoy ya han sido rebasadas.

Muchas producciones que abordan temáticas como la que presenta la serie Ratched se quedan en la superficie, no cuestionan, porque si cuestionan esos fundamentos de la psicología o psiquiatría clásicas corren el riesgo de que el espectador abandone la serie a la primera de cambio. Es por esto que los realizadores facilitan el entramado narrativo, pero dentro de esa facilidad que busca no perder espectadores, el contenido se diluye.

Ahora bien, con lo mencionado, no pretendo quitarle valor a la forma en que se trabajan las producciones audiovisuales que abordan estos temas, solamente señalar que se vuelven sumamente expositivas y dan por hecho que el ser humano obedece a ciertos patologías que están respaldadas en teorías que no buscan cuestionar.

Repensando a Michel Foucault, «La locura está hundida en el discurso de la experiencia histórica y en la tajante realidad de los hechos humanos. Pero, siempre eludidada, siempre inapreciable, estalla como un confín y al mismo tiempo se cierra como una peligrosa transparencia bajo líneas de fuerza de la razón dominante».

Habrá que intentar cuestionar estas formas y re-configurar la forma en que entendemos la locura, los traumas, las patologías y los prejuicios y, a partir de allí, profundizar en la narrativa que hoy por hoy se aprecia demasiado fácil, lista para digerir al instante.

La serie como producción audiovisual está muy por encima de la trama y la narrativa que la sustenta. Por lo tanto, se vuelve un drama mesurado, medido, juicioso y clásico.

Una producción como ésta, se queda justo ahí, en esa exposición con cierta mirada histórica de mitad del siglo XX donde, si bien, se expone lo que sucedía bajo ciertos discursos, costumbres y modos de ver a la locura, el realizar una producción en pleno 2020 debería dar toques nuevos a ese discurso.

Discurso que debería ser totalmente cuestionable, no sólo en lo que dicta la teoría clásica del psicoanalisis, sino en cómo se siguen representado dichas miradas y modos de abordarlas en el audiovisual comercial y los propósitos que intenta construir, así como el mensaje que intenta poner de manifiesto.