En El naufragio de las civilizaciones (Alianza editorial, 2019), Amin Maalouf se embarca hacia el pasado de sí mismo y del mundo en que nació, el Levante idílico en el que las antiguas civilizaciones orientales se encontraron con las occidentales, desde El Cairo hasta Beirut, y en lugar de enfrentarse, convivieron, se nutrieron recíprocamente y, por un tiempo, alimentaron la ilusión de que esta armonía podía extenderse al mundo entero.
“Que puedan recordar las rosas, nunca se ha visto morir a un jardinero”, que puedan recordar nuestros abuelos y los abuelos de nuestros abuelos, efímeros en un mundo inmutable que de pronto se convirtió en un apabullante vértigo. Las últimas doce generaciones de sus ancestros, nos cuenta Maalouf habían vivido bajo la dinastía otomana, ¿cómo no, al igual que las rosas, pensarían que era eterna?
Con este libro, el escritor de origen libanés completa un trayecto intelectual y emocional iniciado con Identidades asesinas y El desajuste del mundo. En el primer libro, a finales del siglo pasado y previo al parteaguas del 11 de Septiembre, Maalouf anunciaba ya la fractura en la identidad musulmana y árabe respecto a la visión política y cultural occidental, elementos sobre los que profundiza en su última obra, desde un ángulo más personal.
El peligro de la identidad que necesita aniquilar a otras identidades para sobrevivir, la desconfianza de uno en el otro distinto, la inseguridad que lleva a una civilización –o a una persona– a aplastar a otra, creyendo que con su pérdida gana, cuando en realidad pierde una parte de su propia riqueza, una posibilidad de ser más completo.
Durante las páginas de El naufragio de las civilizaciones, con no poca nostalgia por el patrimonio perdido, Maalouf nos guía a través de los hechos que durante la segunda mitad del siglo XX dieron pie al “desconsolador panorama “en que nos encontramos este siglo, cuando “por primera vez en la Historia contamos con los medios para librar a la especie humana de todas las catástrofes que la acosan y llevarla serenamente hacia una era de libertad, de progreso sin tacha, de solidaridad planetaria y de opulencia compartida; y henos aquí, no obstante, corriendo a toda velocidad en dirección contraria”.
¿Por qué dejamos la posibilidad de encontrarnos a través de nuestras diferencias? ¿Por qué Occidente y Oriente perdieron la oportunidad de crear una civilización mundial con las riquezas de ambos, en lugar de un conflicto global alimentado con los complejos y resentimientos de cada uno?
Mientras que las generaciones de antaño creyeron que las decisiones individuales poco podían hacer para cambiar la historia lenta y que imponía certezas, hoy por el contrario, pero con la misma ingenuidad, creemos que las decisiones a pequeña escala van a hacer la gran diferencia en un mundo que no tiene asidera ni lógica en su desbarro.
Sociólogo, periodista y novelista, Amin Maalouf echa mano de todos sus recursos y experiencia como ciudadano de varias patrias y lenguas, para desentrañar en estas páginas las claves de la condición humana y del carácter intrínseco a cada civilización, de sus pueblos y sus líderes, a fin de alcanzarnos un poco de luz para una íntima lectura del mundo en el que vivimos y que no sabemos si es el mismo en el que vamos a morir.
Una lectura sin lugar a dudas obligada para todos quienes aún tienen esperanza en el futuro de la humanidad y, al mismo tiempo, la voluntad necesaria para salir de sí mismos y buscar al otro, encontrarse, reconocerse, comprendernos.