Alfonso André

Después de mi recorrido en la Ciudad de México, y de haber estado en reunión dentro del estudio de producción de Norteamérica Nacional Recordings con el baterista Uriel Herrera (integrante en la banda de Natalia Lafourcade), mi siguiente parada sería premonitoriamente en el estado de Chihuahua. Fui invitado como sinodal y observador para exámenes de la Licenciatura en Danza de la Facultad de Artes de la UACH. Dentro de las múltiples puestas en escena, existió una obra que poderosamente me imantó por sus rasgos en la danza de las sombras (butoh), por la introspectiva en su laberinto interno, en donde los giros daban la oportunidad al silencio y a la constante reflexión. Acto que se resguardaría intactamente hasta que llegaría sin fronteras del alma, el tema “Rezo” del músico Alfonso André (baterista de la banda Caifanes).

Bien, decidí hacer contacto con él para que nos compartiera el fondo de su pasión creadora.

Alfonso André es baterista y percusionista profesional. Nació en Ciudad de México en 1962. En su trayectoria musical, fue parte de la banda de rock mexicana llamada Las Insólitas Imágenes de Aurora, creada en el año 84 y disuelta dos años después. Posteriormente forma parte de la icónica agrupación Caifanes, con la cual graba cuatro álbumes de estudio: CaifanesEl DiablitoEl SilencioEl nervio del volcán. Los grupos La Barranca y Jaguares se sumarían a su largo recorrido.   

A partir del año 2011 y, con la grabación del disco Cerro del aire, Alfonso André hace su lanzamiento como solista. Mar Rojo sería su segundo álbum individual y publicado en el 2015.

La entrevista

André, se dice que no existe mayor sabiduría que la que no está callada, ni ausente, ni vagando, sino aquella que se contempla desde el caos. ¿Detectas ese momento disruptivo en tu vida que te haya hecho crecer?

Alfonso André: Mi vida entera ha estado marcada por el caos. Siempre, desde niño, detesté el orden, la rutina y la autoridad. Me parece que seguir las normas va en contra del proceso creativo. Bien lo decía Frank Zappa: ¨El progreso no es posible sin desviarse de la norma¨.

El hombre, al dedicarse a alguna manifestación artística, despierta su campo sensitivo e inclusive metafísico. ¿En qué momento llegas a entender que la batería sería tu ofrenda continua para impulsar lo que se escribe en ti internamente?

Alfonso André: El arte en todas sus manifestaciones me toca y me emociona profundamente. Cantar, por ejemplo, me gusta tanto como la batería. Y en algún momento el dibujo también me atraía poderosamente. Me parece que la batería me escogió a mí más que yo a ella. Desde niño me llamaba mucho la atención este misterioso y primitivo instrumento, pero fue a principios de mi adolescencia cuando tuve mi primer contacto directo con ella a través de mi hermana. Ella consiguió que mis padres le regalaran una batería y comenzó a tomar clases. En esta batería fue en la primera que yo me pude trepar y comencé torpemente a intentar imitar lo que mi hermana tocaba. Ya no había marcha atrás… Me enamoré perdidamente. ¡Ni el hecho de ser zurdo en una batería diestra me pudo disuadir!

Mencionaba el bailarín japonés Ko Murobushi que, antes de aprender a correr en un escenario, yendo de lado a lado, con el llamado dominio periférico o panorámico, era importante respirar, oxigenar; luego pasemos a la cronología de pisar nuestro mundo, gatear y luego caminar. ¿Cómo fue tu proceso personal para estar actualmente correspondido contigo mismo y estar creando tu propia música?

Alfonso André: Fue un largo y desordenado camino. Como te decía, la disciplina y el orden no es lo mío. Mi educación musical, aunque no ha sido totalmente autodidacta, digamos que no fue muy ortodoxa. Medio aprendí los fundamentos del instrumento con un excelente maestro particular de batería llamado Jorge González. De ahí en adelante aprendí mucho escuchando música y tratando, más que de copiar algo, de hacer una síntesis o interpretación libre de lo que me interesaba de algún ritmo, músico, estilo o técnica. Asimilaba lo que me interesaba de una forma muy personal. Observando a otros músicos también aprendí mucho. A veces sobre qué es lo que no hay que hacer.

En la cuestión de la composición creo que aún estoy en pañales, pero mi acercamiento me parece que ha sido más libre y desordenado aún más que con la bataca. Creo que mi falta de elementos técnicos la compenso asociándome con otros músicos más letrados y experimentados que yo, y por eso generalmente mis composiciones son trabajos colectivos.

Sin duda estamos perfilados por los colores de nuestras experiencias, somos el testimonio encarnado de lo curado y de las dolencias. No podemos negar sus presencias ni inclusive sus permanencias. “Rezo” es una canción que tiene una danza interna, es un puente permanente donde la comunicación también es una fuente purificadora. ¿Cuál es el propósito de crearla?

Alfonso André: “Rezo” es una rola que nace en los primeros días después de la pandemia. Es una canción luminosa, pero con cierto sabor agridulce después de todo lo vivido tan recientemente. Es una canción que habla de vivir en el presente. Estar en sintonía con la vida, con el tiempo. No vivir lamentando el pasado ni temiendo el futuro. Y qué mejor instrumento para ejemplificar esto que el tambor. Es el que mantiene el tiempo, el ritmo, el pulso. De ahí nace la idea de invitar a puro bataquero a aparecer en el video clip.

Hemos hablado precisamente un poco de la danza, su analogía, la poética y su liga con este tema que recién lanzas. “Gira, gira con esta canción” fueron sus primeros versos. Precisamente es que, en la danza, la humanidad ha encontrado y la ha utilizado como medio para estar en contacto con un posible Dios. ¿Cómo y por qué ocurre el llamado de alianza para que J. M. Arreola la escriba?   

Alfonso André: Este acercamiento a lo divino creo que ocurre en todas las artes, es la actividad humana que más nos acerca a lo divino.  

Chema Arreola es parte de este proyecto desde que comenzó por ahí de 2011. Y trae la palabra en la sangre. Es ni más ni menos el nieto del gran escritor Juan José Arreola.

Federico Fong y yo teníamos ya varias rolas terminadas, pero no sabíamos qué hacer con las letras. Ninguno de los dos nos animábamos a escribirlas y andábamos divagando entre la posibilidad de colaborar con algún escritor, hacerlas nosotros, o tal vez colaborar con alguien más. En ese momento Chema me invita a participar en el proyecto de ZOOM, un homenaje a Gustavo Cerati para el Vive Latino 2011. Durante nuestro primer encuentro para platicar del homenaje, le mostré a Chema nuestras maquetas de las rolas que estábamos haciendo e inmediatamente tomo lápiz y papel y se puso a escribir como poseído. De ahí en adelante casi todo el material que ha salido bajo mi nombre es creación de Fong, Chema y yo.

Cada músico invitado le aportó su batalla, pareciese que por momentos también fue una transcripción personal, es decir, en cada uno de ellos existía su propia plegaria, su propia herida, su consuelo constructor y su propio fuego desnudo. ¿Qué resultado te deja el sonido que en conjunto liberaron?

Alfonso André: No sé si aquí te refieres a los bateristas que aparecen en el video… Si es así, ellos están sólo como actores del video. La batería que suena es mía. Yo la grabé. Aunque es curioso ver cómo cada uno la toca a su estilo muy personal y toma un distinto sabor a través de cada una de sus peculiares interpretaciones.

Los músicos que tocamos en “Rezo” somos: Federico Fong en el bajo, programación y teclados. Javier Calderón y Lari Ruiz Velasco en guitarras varias. Y yo en la batería y las voces. Todos ellos son músicos extraordinarios que han estado en el proyecto desde sus inicios. Nos conocemos bien y trabajamos muy bien juntos.

Por último. ¿Qué es Alfonso André cuando está a solas?

Alfonso André: Es feliz. 🙂 Disfruto mucho de la soledad. El estar conmigo mismo y poder perderme en mis distintas actividades me llena mucho. Creo que creativamente es cuando más me puedo explayar: en la soledad.

Imágenes cortesía de Alfonso André para acompañar esta entrevista.

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