Una Jauría Llamada Ernesto, un filme de Everardo González es un documental que se adentra en la profundidad de la temática del acceso a las armas y la violencia que impacta a los jóvenes en varios estados del país. En México, 350,000 personas han sido asesinadas en los últimos 15 años por perpetradores armados, de los cuales 30,000 eran menores de 18 años. Una jauría llamada Ernesto es un viaje de exploración a las entrañas del eslabón más frágil de la cadena: los niños. El documental sigue el camino de los jóvenes llamados colectivamente “Ernesto” -tanto víctimas como sicarios- que en un momento determinado de sus vidas tuvieron acceso a un arma, la usaron para matar y pronto se convirtieron en parte de las muchas piezas del crimen organizado.

La cinta es un severo retrato emocional de infancias aparentemente cotidianas que de un momento a otro se enfrentan ante la posibilidad y las consecuencias de tomar un arma, jalar el gatillo y de ser incapaces de dar vuelta atrás. Una imagen escalofriante que confirma el dolor que significa tenerle miedo a un niño. Es una aproximación sin juicios ni prejuicios morales a estas vidas rodeadas por la violencia organizada en la que se muestra su lado paralelo, en el que también son hermanos, hijos, novios o amigos y no sólo un miembro más de esa fatídica colectividad, y todo esto bajo el guion e investigación de Óscar BalderasDaniela Rea y Everardo González.

El documental se estrenó el 10 de noviembre gracias al apoyo de EFICINE Distribución y busca ser el detonante de un diálogo nacional sobre cómo la juventud mexicana se enfrenta, entiende o se ve atrapada en el círculo de la violencia armada. #SomosJauría es una conversación nacional entre jóvenes sobre armas y violencia y cómo les afecta en cualquier entorno. Como parte de la campaña de impacto, la película incluye proyecciones también en San Luis Potosí y Monterrey, lugares donde fue filmada y parte de una de las rutas de tráfico de armas en México. Se eligió Tepito como uno de los lugares para la proyección por ser uno de los más estigmatizados por la violencia en el país y donde pocas veces se ha dado voz a sus habitantes para expresarse. El evento busca ser un acto que cree comunidad y donde los vecinos se propongan soluciones que nos ayuden a cambiar los entornos violentos en los que vivimos. Porque #NosoloesTepito #SomosJauría.

La proyección en Casa Barrio Tepito se realizará con el apoyo de DocsMX, el Festival Internacional de Cine Documental de la Ciudad de México y la campaña de impacto #SomosJauría es resultado del esfuerzo conjunto entre Artegios, Eficine Distribución, N+Docs, ViX, Animal de Luz y Atento, propone una serie de actividades tanto presenciales como virtuales que incluyen proyecciones en San Luis Potosí, Ciudad de México y Monterrey, diálogos en TikTok, encuentros de hiphop, y un manual de autocuidado colectivo desarrollado por y para jóvenes.

El pasado 08 de noviembre se realizó la proyección en la Casa Barrio Tepito, con un diálogo entre el director Everardo González y la periodista Alejandra Sánchez Inzunza, y una batalla de freestyle “Jauría de Versos” con y la participación de HAXAH y Fabara como jueces.

Próximos eventos de #SomosJauría:
15 de noviembre | 12:00 horas. Proyección en el TEC de Monterrey, sede Monterrey, un diálogo con el director Everardo González, academia y universitarios sobre violencia y tráfico de armas.
22 de noviembre | 17 horas. Encuentro virtual: ¿Quién aprieta el gatillo? Diálogos desde distintas disciplinas sobre la violencia armada.

“EN MÉXICO, LA MUERTE COMENZÓ ATENER UN ROSTRO ADOLESCENTE”.
EVERARDO GOnZÁLEz

Everardo González. Foto: Lucía Ges

La entrevista

En Una Jauría Llamada Ernesto rompes con estructuras fílmicas convencionales y abres otra posibilidad narrativa, en la que colocas al espectador en primera persona, pero también a quien está del otro lado de la pantalla, al volverse un agente que desdibuja la distancia con la cámara y con los elementos dentro del filme, ¿cómo construyes esta visión que provoca pensar otra manera de hacer documental?

Everardo: Pienso que una cosa importante es que aburre hacer siempre lo mismo, y desde ahí parto, porque podría quedarme con lo que me ha funcionado, ¿no?, porque han habido películas que me han funcionado, hay otras que han caminado más lento y otras se han posicionado rápido, pero a mí hay una cosa que me interesa mucho que tiene que ver con por lo menos tratar de entender para mí en dónde radica la empatía con un espectador. A veces me pregunto si es por la mirada, si es con el reconocimiento del rostro, si esa parte del texto, de la narrativa o el argumento, entonces eso me obliga a experimentar formalmente y de ahí tomar las decisiones formales.

Siguiendo con estas cuestiones técnicas, en la creación de este documental, ¿cuales fueron las más complejas?

Everardo: Creo que de las más, fue ofrecer anonimato en términos legales por situaciones éticas y el cómo garantizar que lo que se filmará en espacios que estaban pactados en cuestiones muy delicadas no se rompieran, eso es delicado y para mí de las cosas más complejas en el proyecto. Y creo que dentro de esto son dos cosas, una es tratar de ser justo con lo que se retrata y la otra, que es un poco más a nivel de la narrativa, es cómo sostener una historia que mantiene un solo valor de plano, porque no es un plano secuencia en donde ocurran las cosas bajo la lógica del montaje convencional, a diferencia de otros narrativas del cine, esta película no tiene puntos de corte, eso es difícil al editar una película con un mismo valor de plano, esto es muy complejo.

¿Crees que es necesario actualmente repensar las posibilidades del documental tradicional?

Everardo: Yo creo que el documental está obligado a reinventarse completamente, sobre todo en estos tiempos en donde está tomando tanto espacio en el escenario del entretenimiento a partir de las plataformas que han ayudado mucho al desarrollo, también incluso de nuevos cineastas que quizá no tuvieron una oportunidad en el pasado, pero creo que el gran riesgo es que se está homogeneizando mucho el discurso y las maneras de narrar, se parecen todos los documentales que vemos hoy en las plataformas, incluso en sus temáticas, pero sobre todo en sus apuestas narrativas, que asumen pocos riesgo formales y la batalla que está ocurriendo en los espacios de exhibición obliga también a que el documental se reinvente para que no se vuelva a contener en el espacio en la televisión, como fue por muchos años. Así que el documental tiene que pelear por su espacio en la pantalla grande y para eso tiene que reinventar sus formas narrativas, sus reglamentos formales, tiene que ofrecer algo más para la pantalla grande.

Y ahora, hablando del tema que aborda Una Jauría Llamada Ernesto, la deshumanización y la relación de esta con las infancias…

Everardo: Fíjate que hay dos testimonios en la película que para mí condensan mucho de lo que trata este proyecto, uno de ellos es la idea que se tiene del futuro cuando los chicos relatan que no ganan dinero para construirse un futuro, sino para vivir de inmediato, pero eso habla de un Estado que ofrece pocas garantías para la idea de futuro ahí sí no solo de los jóvenes y de los adolescentes, de la población entera como una sociedad con poca proyección de futuro, entonces, por un lado está eso, y ahí las infancias tienen todo que ver porque ellos son el futuro. Por otro lado, hay otra que a mí me impacta mucho, por ejemplo, la idea de ser joven en este tiempo, es cuando hay un chico que trata de mandarle un mensaje al otro que le dice que el cártel sólo los usa para que vean que hay presencia, o sea, como lucimiento de fuerza y eso es muy importante para mí hablarlo desde las infancias, sobre todo por los índices de lo que es para América Latina el relato de la violencia armada en donde siempre están los niños y los jóvenes, y eso también me lleva a decir que hoy en día hay muy pocos espacios para ser joven.

Y respecto a los datos, a las cifras sobre esta violencia que impera en nuestro país, se habla justamente de que se necesitan veinte o treinta años para una posibilidad de cambio… ¿Tú cómo lo ves o qué piensas al respecto?

Everardo: Sí, estoy de acuerdo, estamos hablando de implicaciones de generaciones enteras, porque son construcciones de identidad, son reordenamiento moral y pues eso lleva tiempo y no se impone. Creo que los grandes errores que se están cometiendo es que se quiere imponer un orden moral, cuando lo que queda es generar condiciones para que ese orden moral se pueda construir, y una de esas condiciones fundamentales es dejando de tapar el sol con un dedo y desde el Estado y los gobiernos hacerse cargo de eso, que para mí es el verdadero cáncer de la violencia en este país: es el vínculo de las autoridades públicas, de las autoridades de gobierno, de las autoridades de las fuerzas del Estado con los grupos criminales que generan economías en rebeldía, estados paralelos, detienen el progreso, detienen el futuro, generan más desigualdad; no solo somos sociedades desiguales por sistemas económicos voraces o salvajes, también lo somos porque tenemos autoridades muy vinculadas con el crimen y eso impide el desarrollo en cualquier sociedad, pues mientras eso no se corte realmente, que es lo que se tiene que cortar de raíz, pues no van a ser veinticinco, van a ser cincuenta años para una posibilidad de cambio.

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