Tiempos futuros, del director peruano Víctor Checa, nos muestra la vida de Teo, un chico de 11 años que vive con su padre Luis, un inventor dedicado a la creación de una extraña máquina. Motivado por ayudar económicamente a su padre, Teo, se une a una banda de jóvenes espías liderados por dos hermanos mellizos, Raiza y Baca, sin saber que ese encuentro cambiará la percepción que tiene de su padre y develará la naturaleza oculta de la máquina.
Durante la edición 37 del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, conversamos con su director Víctor Checa, Fernando Bacilio (protagonista en El mudo de los hermanos Vega) y Sebastian Cordero (productor).
La entrevista
Lo primero que deseamos preguntar es sobre la madurez precoz que vemos en Teo, el adolescente que protagoniza Tiemos futuros, que incluso termina por hacerse cargo de su padre. ¿Hay tientes autobiográficos en ello, solo responde a la trama o si es una crítica hacia las generaciones pasadas respecto a ese futuro distópico, desolador, que muestra la película?
Víctor Checa (director): Bueno, creo que los tres. Lo que pasa que es que sí parte de algo biográfico, de la relación con mi padre con un proyecto que tenía que ver con ciencia, sin embargo, la relación entre el padre y el hijo de la película es completamente diferente a la relación que tenía con mi padre en la vida real. Digamos que, en realidad, la figura del padre yo creo que es algo mucho más grande, una figura de autoridad que responde a una estructura de poder.
En ese sentido, sí creo que es una reflexión sobre ciertas estructuras de poder que en este caso se representan a través de un niño y su padre, y como el padre trata de manejar al hijo, de controlarlo. Allí es cuando la noción de la distopía es como un eco de la tensión que existe entre esa estructura, entre esa relación. No es una sensación que parte de afuera, sino de algo muy interno luego que luego se amplía. Finalmente la máquina es casi como un corazón, como el corazón de esa relación, es bien íntimo y ahí se va expandiendo y luego se se va construyendo, es decir, en realidad fue un poco cómo construimos la trama, porque primero partimos de algo muy íntima que se fue llevando hasta el devenir externo.
Bien, justo de esa complejidad en la historia, también está la de dar vida al padre de Teo, que allí me gustaría que Fernando nos contara cómo fue.
Fernando Bacilio (actor): Sí, bueno, para mí fue un viaje de creatividad, puesto que me encontraba con una nueva forma en cuanto a la temática de la película y la visión de Víctor, en donde yo debía darle el peso necesario al personaje. Yo debía romper estructuras formales, tradicionalistas, clichés. Eso me permitió ser más orgánico dentro del proceso de rodaje, ya que lo fuimos enriqueciendo con improvisaciones, para relacionarse con el protagonista, en este caso con Teo, y encontrar la forma de dar vida a lo que la autoridad (el director) deseaba, y la propia historia también demandaba, llevando en todo ello mi propuesta de actor.
En la película podemos apreciar la selección que hiciste como director de un tipo de arquitectura en específico, ¿nos puedes contar sobre ello?
Víctor: Claro, lo que pasa es que Lima es una ciudad que que crece mucho. Hay un fenómeno de migración de las regiones hacia la capital, eso genera una multiplicidad de estilos arquitectónicos porque cada uno trae un poco de su región. Y entonces yo pensaba sobre todo en el centro de la ciudad que es la que más mantiene un tipo homogéneo en su estilo, para tratar de generar una unidad. Sobre todo porque esa unidad permitía escapar un poco de algo más realista y permitía generar esta noción más atemporal. Además, responde más a una época y también a un tipo de pensamiento distinto. Entonces, era como llegar un poco a ese momento, así que lo que se hizo fue un poco encontrar especialmente en diferentes barrios esa unidad.
Esto que señalas sobre la necesidad de mostrar atmósferas atemporales es muy propio del cine de ciencia ficción. Y sobre ello quisiera preguntarte Sebastián, como productor, además de complicado que es el tema del presupuesto, que otra cosa distingue o al cine latinoamericano de ciencia ficción.
Sebastián Cordero (productor): En términos generales, en Latinoamérica no hay una tradición dentro del cine de ninguno de los géneros, y el de ciencia ficción tal vez es de los más alejados que hay porque al tener un cine que históricamente se ha centrado más en el contenido social, lo cual es irónico porque la ciencia ficción permite mucho contenido social. Es un género que a través de una situación hipotética te permite extrapolar y contar los problemas que puede tener una sociedad de una manera distinta, y eso es lo interesante. En este caso, a mí lo que me encanta de la película de Víctor es que es una ciencia ficción muy sutil, en el sentido de que ni siquiera tienes claro si estás en el futuro, en el pasado; es una Lima alternativa, llena de chatarra, vacía, que es lo contrario a la Lima real que siempre repleta de gente. De modo que el único punto fundamental es que no llueve, y si alguien de fuera ve la película eso le puede sonar como a ficción, pero resulta que es absolutamente real.
Entonces, a raíz de ese elemento, de esa como excusa se tienen un montón de metáforas, de elementos, pero sin la necesidad de reconstruir todo desde cero, sino que es un mundo hecho de retazos, de cosas que sí existen y de retazos del pasado y de retazos de cosas hipotéticas, y eso creo que sí es muy interesante, porque la estética igual sí es muy estilizada, pero todas son cosas con las que igual conectas, con las que te puedes relacionar, digamos que no es un mundo alejado, y más aún después de la pandemia y de todo este este momento tan bizarro que hemos vivido estos años; así que creo que hay muchos puntos en común con nuestra realidad, por lo que creo que por eso también conectamos a nivel ya emocional con la película.
Sí, hablaban de los años que llevó el proceso de creación de la película, donde pasaron cosas tan fuertes como la muerte de tu padre, Víctor, luego la pandemia, así que el lado duro ahí está, pero qué ha pasado también a la inversa, porque ya han estado en otros festivales, la cinta ya lleva varias proyecciones en las que ustedes han estado presentes, entonces, ¿cómo han percibido la recepción de su trabajo?
Víctor: Es difícil de saber, pero en general siento que es una película que se conecta mucho con una generación como la mía o generaciones menores. Eso es lo que es percibido. Creo que también plantea una propuesta particular dentro de lo que normalmente hacemos. Considero que hay un cine muy interesante en Latinoamérica, pero también creo que hay una diversidad bastante grande en lo que queremos hacer, y muchas veces hay gente muy talentosa que conozco, que tiene proyectos bastante propositivos con aproximaciones menos convencionales a las narrativas o las estructuras dramáticas o a los géneros que normalmente trabajamos y muchas veces hay mucho escepticismo respecto a la posibilidad de que eso realmente se pueda volver real.
Por ejemplo, Sebastián es director, así que fue bacán, muy positivo para mí que él entrara a apoyarme desde la dirección, pues fue una producción creativa, y lo mismo con Bertha, de aquí de México, fueron personas que creyeron que películas como estas se podían hacer, sobre todo teniendo como base fundamental un equipo técnico peruano. Eso se valora, es algo importante porque es una manera de repensar, como dice Sebastián muy bien, cómo repensamos tantas cosas que tenemos que cuestionar. Porque, a veces uno piensa que con el realismo uno tiene mayor posibilidad de cuestionar, pero a veces es lo opuesto, ya que desde desde la ficción se puede llegar a una repercusión emocional bastante más grande, posibilita sensaciones personales más profundas. Por ejemplo, en una época en que había mucha censura en la Unión Soviética se hizo un gran cine de ciencia ficción, porque de alguna manera la ciencia ficción era una forma de romper esa censura, y es lo que hacemos tantas ocasiones como creadores de ficción, romper tanto con censuras explicitas, como censuras contra aquello que no se rige por el modelo de pensamiento hegemónico, algo que esperemos esté cambiando.
Sebastián: Yo quería complementaron o regresar un poco también a tu pregunta sobre la respuesta de la gente, porque algo que me gusta la película es que que le sorprende a la gente. No es una película fácil de catalogar, y claro, tampoco es que entra solamente en la ciencia ficción porque tiene elementos de distintos tipos de cine. Además, por un lado es una película como una faceta muy entrañable, tiene elementos también de tensión, de thriller, inclusive con por el hecho de que están espiando en las casas; y también está anclada en una cierta ciencia con el tema de la ciencia cuando se habla de la máquina para hacer llover. Así que la gente cuando va al cine, la respuesta que yo he visto en los festivales en los que estado y a la gente que le hemos enseñado la película es que sí se sorprenden mucho de lo única que es, lo particular que es.
Además que, si bien yo estoy de acuerdo con Víctor que le llega mucho a la gente joven, hay una brecha brecha importante que cubre, por lo que llega a varias generaciones, pues cuida mucho los detalles. Por ejemplo, la banda sonora es súper interesante, poco usual, una mezcla de elementos que tiene mucho que ver con esta mezcla de pasado, presente y futuro, de todo este ensamble que a mí me encanta y a las personas también. Este hecho de que no sea una película catalogable porque te engancha como espectador y la viven en el presente, por lo que puedes apreciar sus momentos simbólicos, como cuando la máquina empieza a ganar más fuerza durante la película, una metáfora muy cinematográfica que tú vas sintiendo, incluso sin explicártela intelectualmente, experimentas el sentir de Teo y de su padre. Todo eso es muy valioso.
Así es, inclasificable, ese fue el adjetivo que el público mencionó. Algo más que nos quieran compartir.
Fernando: Sí, todo lo que mencionan Víctor y Sebastián sobre lo difícil de catalogar a Tiempos futuros fue parte del reto que como actor tuve que sortear para caracterizar al padre de Teo. Tuve que pensar cómo entender todo lo que tenía que ver con sus inquietudes científicas, que lo alejaban de la realidad metiéndolo de lleno en su intento por hacer que lloviera en Lima a través de su máquina. Mi tarea fue internalizar esta especie de obsesión creativa del personaje y que lo proyectora en sus gestos, su forma de hablar, incluso en su vestuario. Y creo que al final fue algo que se plasmó bonito en la película.
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