Medusa (2021), largometraje brasileño de Anita Rocha da Silveria, tuvo su estreno latinoamericano durante el FICG Festival Internacional de Cine en Guadalajara, con buena aceptación entre el público presente. Asistieron la directora de la película y la actriz Lara Tremouroux, quien obtuvo el Premio Maguey Mejor Interpretación.
Sinopsis: La historia gira en torno a Mariana, de 21 años, que pertenece a un grupor religioso, un escuadrón de chicas que se hace llamar «Michelle y los tesoros del Señor», que caza y golpea a todas las mujeres que se han desviado del camino correcto. La película es una clara crítica al surgimiento de los movimientos de ultraderecha en Brasil.
Tras la proyección, en la sección de preguntas y respuestas, Anita mencionó que en 2015, tras ver notas sobre mujeres golpeadas por supuestos comportamientos incorrectos, recordó la leyenda de Medusa, donde una de las versiones habla de que fue violada y la otra afirma que cayó en la tentación y por eso fue castigada. De allí, retomé esto del machismo patriarcal y sistemático que nos ha formado como sociedad, y fue que comencé a trabajar en el guion.
Dicho guion pasó por un largo proceso tras ser creado, que como mencioné, inició en 2015, tuvo varios tratamientos a lo largo del 2016. En 2017 entré a un laboratorio de guion para recortarlo y reducir el presupuesto hasta que quedara en medio millón de dólares y se pudiera grabar en 28 días. Pues, aunque para ensayar con los actores sí tuvimos un buen tiempo (alrededor de tres meses), ya para la grabación tuvimos que acelerar el ritmo.
Además de abordar el tema de Medusa como símbolo, también me interesaba hablar de estos sistemas de creencias de ultraderecha, ultra religiosos, y otros con tintes neofascistas que comenzaron a tener mucho auge en Brasil. Por ejemplo, este grupo llamado Gladiadores que alude a organizaciones similares que apoyaron a este dirigente del que no quiero decir su nombre, pero que todos ustedes saben quién es.
A la pregunta sobre si ya se había estrenado en Brasil, Anita contestó que todavía no, que el apoyo a proyectos culturales está parado por el gobierno actual, así que estamos a la espera de en qué momento podrá hacerse.
Sobre la escena más divertida, nos cuenta que fue el momento en que las actrices debían gritar, de hecho, ella les pidió que no lo hicieran y que después montarían el sonido, pero al final fue espontáneo y el sonido que escuchamos es el original. Por su parte, la actriz Lara Tremouroux contó que ella pensó que no podría gritar porque solía tener pesadillas en las que no podía gritar, entonces fue una sorpresa comprobar que sí podía hacerlo. Da Silveria recalcó lo importante que para las mujeres es importante gritar, saber que pueden expresar su furia, temor o alegría a través de una de las expresiones primigenias el grito, que además, en el caso de la cinta fue colectivo.
También se le preguntó por sus influencias y mencionó a Dario Argento y a David Lynch a quien le gusta hacer mucha mezcla de géneros, y que como vimos en la película, ella también implementó para hacer esta especie de ópera pop.
Los colores tienen una relevancia simbólica en Medusa. Anita señaló que además de querer dar este toque de películas de los 60 0 70, los colores tienen un significado concreto. El verde, tan presente en el film, es vida en su máximo esplendor, el rojo, la sangre en terror, que eran las emociones que más deseaba resaltar.
Uno de los escenarios esenciales en Medusa es un sanatorio, al preguntarle sobre ello, la directora comentó que sí, que el sanatorio es la parte más fantástica de la película, y que allí tuvo un trabajo extraordinario la dirección de arte, para lograr lo que queríamos reflejar. Y además, las personas que allí estaban en coma, me inspiraron también, pues cuando Bolsonaro llega al poder, muchos de nosotros no podíamos creerlo, no pensamos que alguien así podía realmente llegar al poder, y es cuando caímos en cuenta que estábamos como anestesiados ante una realidad que no logramos ver a tiempo.
Por último, cuando en el público mencionaron si dentro del elenco nadie estaba pasando o pasó por situaciones violentas en la vida real, Lara Tremouroux expresó, con nerviosismo en la voz, que era una pregunta muy fuerte para ella, ya que sí, en aquel momento vivía una relación cargada de violencia, así que la escena del maquillaje le resultó tremenda. Al final, la película resultó ser un proceso de sanación-transformación en ella, que dejó atrás esa relación.
Medusa es una obra llena de energía, con música y colores que nos remiten a las cintas de los 70, provocativa, salpicada de humor, con una narrativa cargada de la visión y sentir femeninos, que incluso en los momentos en que se percibe que la directora pudo pulir mejor la selección de escenas incluidas, nos hace sentir la libertad de quien quiere gritar lo que piensa, pasando por alto uno que otro requisito cinematográfico. El largometraje nos remitió a lo que en el siglo XIX se denominó histeria femenina y que comenzó a ser la justificación para que familias o maridos internaran a mujeres en centros psiquiátricos.
Una película muy recomendable, donde la teoría feminista y la literatura de Virginie Despentes fue algo a lo que nos remitió, cargada de una buena dosis de música, colores fuertes, personajes atribulados y una exploración sobre la relación de la mujer con las masculinidades apabullantes y su modelamiento social, todo ello, a través de un tratamiento original y efectivo.
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