Presentada por Rocío Cerón, quien después de señalar la trayectoria de Diamela Eltit, pregunta sobre las obras de arte en las que ha participado, abriendo el diálogo en la edición 35 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Lo primero que menciona, después de agradecer al público y a la FIL, es el Golpe de Estado en Chile. Fue dramático pero no quiero hablar del suceso como tal, sino de los compañeros desaparecidos. Algo de lo que antes no sabíamos. Tuvimos que aprender a vivir bajo la dictadura. En ese contexto es en el que comenzamos a agruparnos los artistas, los estudiantes en general. Comenzamos a realizar acciones en la calle, en las universidades, que fueron tomadas por los generales. Una de esas acciones emblemáticas fue salir a pintar el NO MÁS, y la idea era q la gente completara la frase. Y en efecto así fue. Se convirtió en un lema que hoy sigue vigente. Pasó de ser algo que creamos un grupo de artistas, pero que ya es de todos. En 1983 comenzaron las protestas. Nos comunicábamos de boca en boca. Comenzamos a experimentar las muertes de muchas personas de la periferia, de los manifestantes.
«No le deseo a nadie que viva en una dictadura. Es intolerable». Eltit
Durante la dictadura la noche se suspendió, se acabó. Y la noche y la juventud siempre están asociadas, así que pueden ver que en efecto la vida cambió por completo.
Eltit señala que, como lo hizo ayer Guillermo Arriaga, el creador, el escritor, tiene una mirada menos implica que lo que puede observar el otro sobre su propia obra. Eso es lo que responde a Rocío Cerón respecto de lo profundamente escénico que hay en la obra de Eltit.
Yo vivo en Santiago y la ciudad está muy territorializada. La gente con mayor poder adquisitivo vive en las partes más altas y así va descendiendo. Y no hay cruces. Tienen un desconocimiento de los sectores populares. Por eso llamé así a mi novela Fuerzas especiales, por los códigos que se tienen que practicar para sobrevivir. Señala la escritora chilena.
Acerca de esto, Cerón menciona la relevancia de los cuerpos en la obra de Eltit, así como la vida fragmentaria y cercada que ahora estamos viendo como lo común. A lo que Diamela responde que todo el tiempo actuamos a través de acciones fragmentadas.