Prismas. Autora: Rocío López Venero

Identity

“Yo soy otro”

escribió

un ciudadano francés

de antaño

(¿siglo XIX, quizás?).

Sí, creo que sí.

Fue más un joven

que un hombre.

un joven eterno.

Por entonces:

un caballero singular.

Convengamos que decir

“Yo soy otro”

supone que la escritura

al momento de ser escrita,

reescrita, revisada, corregida,

ampliada, desplegada

desdobla al sujeto de la enunciación

en un doble enunciado.

En el enrarecido mundo

de la alteridad

por dentro de sí mismo

hasta conquistarse

¡Por fin!

En un distante

desierto de Abisinia.

¿Habría diamantes como soles

en esas inmensidades?

Intensidad.

Quién sabe: un mar de arena.

Escenas pasionales

¿Quién iba a decir

que aquel joven brillante

que pisó las tablas

(en condición de autor)

 con un rotundo éxito

moriría como un paria

bajo los aguaceros de París?

Egresado del Trinity College

(Dublín, por si ustedes

desconocen las coordenadas del caso:

Irlanda plena).

Iba a estar

desde aquel primer lecho conyugal

a una cárcel en Reading.

Nadie sabe

ni dónde empieza

ni dónde

ni cuándo termina.

Y si digo “empieza”

quiero decir

que hay un comienzo

en cualquier momento

de la vida: lineal, cronológica,

tomada en su conjunto

(sangre y arsénico)

en que comenzamos a nacer

¡Oh vida torpe!

De dandy a preso

caído en desgracia

¿snob? ¿frívolo?

¿bon vivant?

Mejor sería decir

que aguzó el ingenio

hasta alcanzar

la palabra justa

plagada de ironías.

Es cierto: un paria.

Pero aún en ese caso,

siempre

en la elegantísima París.

Nunca

¿Moriré en París con aguacero?

Puede que sí, puede que no.

Eso depende de muchas cosas.

Lo único que sí sé

con total certeza

es que moriré.

¿Por qué da tanta seguridad

saber que llegará la muerte?

Tal vez

(conjeturo)

sea la puerta

que se abre

para cerrarse

adoptando otra forma

del jamás.

Ella

La Kristeva

habla de “la revolución

del lenguaje poético”.

Si habrá petulancia

en tal afirmación.

Por otra parte,

toda revolución es pujante

hasta morir, en una agonía

en ocasiones violenta,

en una irremediable

vocación de fracaso

o burocracia.

Porque aún a las más victoriosas

también les llega la muerte.

Todo triunfalismo

es vanidad fortuita.

Se pierde la razón

del mismo modo

que se pierde el juicio.

¡No teman!

Es hora de regresar

a los papeles, las lapiceras,

la pantalla lunar

de la computadora

para que el poema estalle

más que en una revolución,

en una perfecta ebullición

en la que las palabras

quedan reducidas

a una inquietante

oscuridad invisible.

Él se mira en el espejo.

Sábana y almohada

Se supone que justo ahora

debería estar durmiendo.

Ni una gota de sueño

como los peces que, me dicen,

nunca duermen.

Simplemente velan.

In-som-nio.

¿Cristal, pluma delgada

O “ratón sin cola”,

como nos decía a los nietos

mi abuelo,

el padre de mamá.

No tengo sueño,

pero el poema es pura canción.

Un repicar de campanas

antes de que sobrevenga

el silencio más auspicioso,

como las primeras palabras

de un soliloquio

durante la duermevela.

Ese estado de gracia

compuesto por un inesperado

contraluz:

el otro lado de la vida.

Kalma

¿Vieron esa etapa

en que después de trabajar

durante ocho meses

uno necesita de reposo?

Un remanso.

Uno ha preparado

muchas ensaladas,

soplado el vidrio,

bailado durante el carnaval de Venecia,

capturado a un pez plateado,

guardado doblones de oro

en su caja fuerte,

comido jamón crudo,

muerto de amor,

luego de escribir

ese largo poema ambientado

en Persia y en Pekín.

Las palabras llaman al sosiego,

para luego,

llamar al desconcierto.

Para saber desconcertar,

para saber inquietar

hace falta

que las palabras reposen,

permanezcan en silencio-

Es decir: dejen de ser palabras.

Deben alcanzar

el estadio de lago.

Nunca el del tempestuoso mar.

Mueran y nazcan

(renazcan).

Sinfín.

Jaque dama

En el té con leche

encontró, buceando,

un rubí.

Dicen que los rubíes

son piedras preciosas.

Este en particular

era dulce

como la mermelada de tomate.

¿Qué hacer con un rubí

de tan galana sustancia?

¿regalárselo a una mujer hermosa

o guardarlo en el alhajero

de la abuela?

Estuvo a punto 

de jugar con él al ajedrez.

¿Dama, rey, peón,

torre, alfil o caballo?

Dama por supuesto

(por aquello del rubí).

Jaque mate.

El rey murió.

Fenecido el rey,

la dama guardó el rubí

para tallar en él

su propio nombre.

Por otra parte,

rey y dama

formaban  una hermosa pareja

(unida quiero decir, con deseos, apetitos).

El rey murió,

gobernó la dama

durante un siglo.

No era de esos seres,

que perecen.

Guardaba un as bajo la manga:

el rubí.

Los rubíes no mueren,

pero se hurtan.

Estallan al caerse al suelo.

Este rubí fue encontrado

como cuatro siglos después

por un gentleman mexicano

mientras se dirigía al encuentro

con su mismísima novia.

Y todos sabemos

lo que sucede

cuando uno tiene

en su poder

un objeto precioso.

La gente que camina

mirando el suelo

siempre da

con herramientas, monóculos,

relojes de cadena,

martillos que martillan

o un rubí que fue

de manos de una dama

a las de otra.

Por pura casualidad.

Artículo anteriorEl latifundio remasterizado: el caso de una neohacienda tequilera
Artículo siguienteENTREVISTA | Local Champion presenta nuevo video: «Tal vez no me podré sentir mejor»
Nació en La Plata, Argentina, en 1970. Es Dr. en Letras por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Es escritor, crítico literario y ejerce el periodismo cultural. Publicó libros de narrativa breve, poesía, investigación, una compilación temática de narrativa y prosas argentinas contemporáneas en carácter de editor, Desplazamientos. Viajes, exilios y dictadura (2015). En 2017 se editó su libro Sigilosas. Entrevistas a escritoras argentinas contemporáneas, diálogos con 30 autoras que fue seleccionado por concurso por el Ministerio de Cultura de la Nación de Argentina para su publicación. De 2023 data su libro, Melancolía (2023), una nouvelle para adolescentes, publicada en Venezuela. Y de ese mismo año en México el libro de poesía Reloj de arena (variaciones sobre el silencio). Cuentos suyos aparecieron en revistas académicas de EE.UU., en revistas culturales y en libro en traducción al inglés en ese mismo país. En México se dieron a conocer cuentos, crónicas, series de poemas y artículos críticos o ensayos. Escribió reseñas de films latinoamericanos para revistas académicas o culturales de EE.UU. También en México y EE.UU. se dieron a conocer trabajos interdisciplinarios, con fotógrafos profesionales o bien artistas plásticos. Trabajos de investigación de su autoría se editaron en Universidades de México, Chile, Israel, España, Venezuela y Argentina. Escribe cuentos para niños. Obtuvo tres becas bianuales sucesivas de investigación de la UNLP y un Subsidio para Jóvenes Investigadores, también de la UNLP, todos ellos por concurso. Artículos académicos de su autoría fueron editados en Francia, Alemania, EE.UU., España, Israel, Brasil y Chile en revistas especializadas. Se desempeñó como docente universitario en dos Facultades de la UNLP durante diez y tres años, respectivamente. Participó en carácter de expositor en numerosos congresos académicos en Argentina y Francia. Realizó cinco audiotextos y dos videos en colaboración. Integró dos colectivos de arte de su ciudad, Turkestán (poética y poesía) y Diagonautas donde se dieron a conocer autores de distintas partes de Argentina en formato digital. Realizó dos libros interdisciplinarios entre fotografía y textos con sendos fotógrafos profesionales, que permanecen inéditos. Obtuvo premios y distinciones internacionales y nacionales.