Hiatus Kaiyote no es una banda convencional. Los australianos Paul Bender, Simon Mavin, Perrin Moss y a la cabeza Nai Palm, quien toca la guitarra y pone la voz, misma que le da un carácter musical único, donde se mezclan sonidos de hip-hop, neo-soul y sonoridades provenientes del jazz, el r&b progresivo y del funk.

Hiatus Kaiyote

Ahora les contaré por qué en esta ocasión vengo a hacerles una invitación sonora muy particular. Una tarde, decidí volver a casa caminado, tomé un buen tramo en línea recta y cuando decidí doblar en una de las calles para cambiar el ritmo del camino, me encontré a un grupo de niños jugando béisbol. De repente, uno de ellos, con la voz aguda dice –¡cuidado, viene un auto!-, advirtiendo a sus compañeros de juego. Inmediatamente pensé en cuántos años tenía de no escuchar esa frase. Al cerrar un instante los ojos, vino a mi mente una imagen, otro juego callejero por excelencia: saltar la cuerda.

¡Qué ceremonia es dicho juego!. Recordé mi infancia y todo lo que implicaba: decidir quiénes eran los indicados para sostener los extremos, el orden establecido para entrar a brincar, la serie de rimas y movimientos decorativos entre cada salto. Recordar cómo avanzaba la fila y en un instante estar de cara a la situación. No sé ustedes, pero para mí, ahí comenzaba un tipo de cámara lenta. La cuerda en cuestión, de ser algo invisible, poco a poco comenzaba a dibujarse; los músculos comenzaban casi a moverse sin aún dar un salto y, lo que más recuerdo, el sonido, el tiempo entre el aire y el suelo.  

Qué ironía que justo al doblar en esa calle tuve una sensación extraña. Ciertamente, los días anteriores no habían sido del todo malos, pero en lo personal no me sentía enfocado, me sentía a destiempo y qué lío es encontrar ese balance personal, ese ritmo donde nos sentimos oportunos, consientes e incluso plenos.  

Mientras escribo esto, comienzo a aplaudir al tiempo del salto de la cuerda, como cuando era pequeño, y percibo lo parecido que suena al ritmo de un latido a ese salto de cuerda. Hacer una pausa, tomar un respiro, cerrar los ojos y comenzar a escuchar nuestros propios latidos, puede ser un momento tan resolutivo, como  aquel en el que ya tenemos bien reconocido el vaivén de la cuerda y que en un descuido, ya nos encontremos de nuevo saltando hasta el siguiente tropiezo o, mejor aún, hasta que se le cansen los brazos al destino.  

Démosle pues, una oportunidad al neo-soul de Hiatus Kaiyote, el cual tengo por seguro que nos llevara poco a poco a una red súper interesante de músicos virtuosos, con el mismo vaivén de intensidad que cuando estamos ante ritmos aleatorios y al goce del salto de cuerda.