El 11 de Marzo del 2020, nos daban la noticia de una pandemia que afectaría al mundo. Se respiraba el miedo y sobre todo incertidumbre ante lo que iba a pasar con todos nosotros. La experiencia tan cercana de vivir la ausencia del trabajo y no poder salir de casa generó en mí una empatía por todos aquellos que, para comer, necesitan de la calle. Así que, durante este tiempo recorrí el centro de Guadalajara en búsqueda de personajes y hacerles retratos.
Al primero que conocí fue a Nicolás, en agosto del 2020. Su oficio es ser estatua humana y seguro te lo haz encontrado en alguna de sus fases de personificar a los indígenas del norte de América. Él sólo me agradeció el retrato y me dijo: “hay que seguirle, que la vida es sólo una”. En los meses siguientes, en octubre, conocí a Rosa, comerciante que me encontré en la calle de Juan Manuel y Santa Mónica vendiendo nopales de la cosecha de su hermana; le compré dos bolsas por $20 y después me atreví a pedirle si me dejaba tomarle una foto porque me encantaba como impactaba con el fondo del paisaje; lo único que me respondió fue: “ándale pues”; cruzamos sonrisas.
En mi deambular de noviembre, conocí a David, un personaje que vive en las calles; se expresaba dibujando y escribiendo frases catárticas en cartones reciclados, sólo le pedí una foto y muy amablemente accedió, sin embargo su antifaz tenía que salir… No hemos vuelto a cruzarnos.
Y por último, en este 2021, en enero y febrero, conocí a Alex y Marisol: estatuas humanas que personifican a Pedro Infante y Fiona respectivamente, ellos acceden a que le tomes fotos a cambio de una aportación voluntaria; sólo cruzamos un par de palabras, pero lo único que supe de ellos es que agradecen que se haya reactivado el movimiento de la ciudad.
Todos ellos me han enseñado algo: no todos estamos en el mismo barco y en este mundo los que pudimos “quedarnos en casa” somos los que están leyendo este reportaje en estos momentos, fuimos afortunados de contar y desarrollarnos a través de la tecnología seguir desarrollando el sustento de nuestras vidas.
Deshumanizarnos por medio del aislamiento y encontrar en la tecnología la salvación no me suena que es al azar… “2020 después del COVID” tal vez ya les suena un cliché, un hartazgo, y tienen toda la razón; pero para mí fue y será importante encontrar una manera de mostrar el año que marcó a un nuevo mundo que nos tocará vivir.
Esta Nueva Normalidad será un parteaguas para todos los niños y jóvenes del 2000 y hasta para lo que han nacido en este 2021; creo fielmente que todos los que se nos adelantaron, que su partida también trascendió y no pasará desapercibida entre nosotros.