Fotografía: Lucía Ges

Pátzcuaro es un pueblo mágico, de origen purépecha, situado en el estado de Michoacán. A los llamados pueblos mágicos los podemos imaginar de muchas formas, en nuestro imaginario existen un sinfín de imágenes y características en común y por ello la denominación que se les da a esos lugares singulares de nuestro país. Sin embargo, a este lugar en particular lo puedes imaginar de mil formas pero cuando llegas por primera vez a él, es casi seguro que superará tus expectativas. Habitado por colores vivos, por donde quiera que voltees, al instante la mente encuadra planos que se vuelven una especie de instantáneas pictóricas.

Fotografía: Lucía Ges. Calles de Pátzcuaro

La magia por lo tanto se da de manera natural, está ahí en cada calle, rincón, casa, tienda, en la propia atmósfera que tiene la región. La esencia purépecha baña cada espacio, sobre la arquitectura que ahí habita. Pátzcuaro huele a leña por la mañana y al punto del ocaso. Mientras recorres sus calles empinadas, te sientes en un lugar seguro, limpio, sin duda alguna, es un espacio armónico.

Fotografía: Lucía Ges. Así luce el remate visual de las calles de Pátzcuaro y al fondo el Templo del Sagrario

Pátzcuaro no tiene un orden ni una lista específica que visitar, lo debes recorrer completo, sin embargo, queremos mencionar y compartir los lugares que a nuestra visita, se volvieron imprescindibles. La casa de los once patios, es una edificación construida en el año de 1742, a mediados del siglo XVIII residieron ahí las monjas dominicas. Es un edificio colonial, el recorrer los once patios es fascinante, conforme vas conociendo el lugar vas encontrando tiendas con gran variedad de artesanías de la región. También están los talleres de mantas, mientras recorres los espacios, ves cómo es el proceso para la elaboración de mantas y la forma en la que los artesanos hacen su labor. Los once patios tiene una atmósfera un tanto laberíntica, escaleras angostas, ventanales y ventanitas, cuartos de todos los tamaños y en las partes más altas se alcanza a ver sobre el horizonte una parte del lago.

Fotografía: Lucía Ges. Este patio es el que se localiza al final del edificio
Fotografía: Lucía Ges. Pasillo de la parte superior, Casa de los Once Patios
Fotografía: Lucía Ges. Uno de los once patios
Fotografía: Lucía Ges. Entrada principal a la Casa de los Once Patios
Fotografía: Lucía Ges. Proceso de Telares Rústicos

El Lago de Pátzcuaro es uno de los atractivos turísticos más visitados de la región. Es considerado también como un de los sitios más hermosos ya que el lago es uno de los más altos del mundo. Está rodeado por 26 pueblos indígenas y al interior contiene siete islas: Janitzio, La Pacanda, Yunuén, Tecuena, La Tecuentita, Jarácuaro, Urandén Morelos y Urandén Morales.

Lago de Pátzcuaro, fotografía tomada de la web: «Turismo en México».

La Basílica que lleva por nombre “Nuestra Señora de la Salud”, está edificada sobre una pirámide purépecha. Fue Catedral hasta el traslado de la diócesis a Morelia en 1580, donde se construyó otra catedral y es Basílica desde el 23 de enero del año 1923. Este edificio se construyó en el siglo XVI. Originalmente se inspiraron en la Catedral de Granada, España, la cual tiene una capilla en forma de pentágono y a esta la rodean pequeñas capillas, aunque cabe resaltar que no se acabaron de construir todas en Pátzcuaro. Ahí yacen los restos del fundador del Colegio De San Nicolás Obispo, Don Vasco de Quiroga, más conocido y recordado hasta el día de hoy por los lugareños como el Tata Vasco. A demás de la Basílica, cerca están otras iglesias, como el Templo del Sagrario, la cual tiene también esa estética similar.

Basílica de Nuestra Señora de la Salud. Fotografía tomada de la web: «Desde la Fe».
Fotografía: Lucía Ges. Torres y parte del exterior del Templo del Sagrario

En la plaza principal está al centro un fuente y dentro de ella, la estatua del Tata Vasco a quien le guardan mucho en la memoria y se proyecta en cada espacio del pueblo. Sus calles empedradas, todas las casas están pintadas de rojo y blanco con letras de la misma fuente y en color negro, lo que hace que prevalezca una armonía y una atmósfera única. Ir a Pátzcuaro es irte mentalizado a que vas a caminar por largos trayectos ya que todo el pueblo está fincado en grandes subidas y bajadas, lo que lo vuelve un reto a quiénes no les gusta tanto caminar y a los que sí, es de lo más disfrutable que puedes encontrar.

Fotografía: Lucía Ges. Plaza principal, al centro de la fuente la estatua del Tata Vasco de Quiroga.

La gastronomía es otra de las grandes riquezas del lugar. Si bien la cocina de todo el estado de Michoacán es deliciosa y de gran variedad, en Pátzcuaro están los clásicos tamales tarascos o bien los tamales de ceniza o uchepos. La sopa tarasca es otro manjar, hecha con tortilla, queso y salsa de jitomate. Las famosas corundas que son otra variedad de tamales que están hechos de forma triangular y se acompañan con frijoles, carne de cerdo y crema.

Fotografía: Lucía Ges. Tienda de venta de chocolate «Joaquinita».

En cuanto a la comida dulce, no podemos pasar por alto el chocolate de metate, los ates, los rollos de guayaba, el dulce de leche y la rica nieve de pasta que es a base de leche. Aunque en este tema de las nieves, todas son deliciosas aunque si insertaremos una recomendación si eres amante de la nieve: la recomendación que te hacemos es que, pruebes la nieve de pasta mezclada con otro sabor fresco, el resultado agridulce de la mezcla lo vuelve exquisito.

Fotografía: Lucía Ges. Los portales del centro de Pátzcuaro